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Cierran filas contra los narcos

Tráfico de drogas. El director antidrogas estima que los traficantes se volverán más violentos Se tomaron medidas para proteger a policías, jueces y fiscales que combaten el crimen organizado


R. ROSSELLO Y D. FRIEDMANN

La expansión del narcotráfico cambia la fisonomía del país. Grupos con sofisticados niveles de organización y métodos violentos. Rapiñeros convertidos en pequeños traficantes. Un plan busca unir todo el puño del Estado para golpear de lleno.

Desde marzo de 2000 está al frente de la Policía Antidrogas. En estos nueve años el inspector principal Julio Guarteche (49) ha conducido varias operaciones que terminaron con poderosas organizaciones de narcotraficantes. Ahora su responsabilidad es mayor. Un decreto emitido hace apenas una semana lo coloca al frente del Plan Nacional Integrado de Operaciones contra el Narcotráfico y Lavado de Activos.

La medida es algo así como la última pieza de una batería legal contra el crimen organizado, uno de los mayores azotes a nivel global junto al terrorismo.


En Uruguay el fenómeno del tráfico de drogas impacta en dos niveles, explica Guarteche. Por un lado, los grandes grupos internacionales que despliegan su actividad con las miras puestas en Europa. Por el otro las pequeñas redes que trafican con pasta base de cocaína, una potente droga que aparece cada vez más vinculada al incremento de la violencia en la sociedad uruguaya.

"Vemos que hay muchas otras organizaciones que están cada vez más compuestas por individuos que eran actores en otras modalidades delictivas, que eran violentas y se han ido tornando hacia el narcotráfico, como rapiñeros que han pasado al narcotráfico", observa el jerarca policial.

Para enfrentar este recrudecimiento, desde el gobierno y el Parlamento se emitieron varias herramientas legales. La creación del agente encubierto, vigilancia electrónica, entrega vigilada, mayores controles sobre activos. Y también medidas preventivas especiales: protección de jueces, fiscales, policías y técnicos que actúen contra el narcotráfico.

Las medidas, vigentes desde principios de este mes, llevaron a que en la práctica la imagen del propio inspector Guarteche, tanto como la de todos sus subordinados, no sea difundida en los medios de comunicación. "Los riesgos son muy reales", apunta el jefe antidrogas.

Las precauciones comenzaron a hacerse visibles aún en torno a la antigua casona de la poeta Delmira Agustini, en el Prado, que ahora es el cuartel general de la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas (DGRTID). Policías uniformados custodian el perímetro con chalecos antibalas y armas largas.

En el interior de la casona, empero, las tareas transcurren con naturalidad. Algunas áreas de la edificación, empero, están blindadas con sistemas electrónicos y puertas que únicamente se pueden abrir con un código digitalizado.

El despacho de Guarteche, ordenado y limpio, presenta una sola peculiaridad si se piensa que se trata de la oficina de un policía: la cantidad de cuadros en las paredes y la procedencia de cuatro de ellos. "Estas obras pertenecían a una banda de nigerianos que usaba los cuadros para ocultar cocaína y que detuvimos hace un par de años", apunta Guarteche.

EL PLAN. Incluye a la Fuerza Aérea, Armada, Economía, Secretaría Antilavado, Policía. Guarteche estará al frente del organigrama.

-¿Dentro del esquema del plan integrado, qué papel tiene el director de la Dgrtid?

-En principio, voy a estar a cargo del cumplimiento de ese plan. Tendré que dar cuenta de todos los avances y las dificultades que se presenten en la aplicación del plan.

-¿Eso implica que en una operación antidrogas se va a poder disponer simultáneamente de una cantidad de medios?

-Sí, es más o menos lo que está ahora, pero está escrito, de manera tal que no dependa de la voluntad de los hombres, sino que sea institucional. En el marco de ese plan se van firmar una cantidad de protocolos con distintas unidades, dentro de la Policía y fuera de ella, para que todo quede escrito y quede claramente establecido cuál es el papel que tiene que cumplir cada uno ante un requerimiento de la Dirección. En los hechos están funcionando la mayoría de esas prácticas, pero no queremos que dependan de la voluntad de las personas, de la amistad que podamos tener, sino que sea institucional.

-¿En qué cree usted que es necesario mejorar?

-Yo creo que el Estado tiene que utilizar todo el potencial que tiene en la lucha contra el tráfico de drogas, y bueno, a eso apunta el plan, a que todo el mundo tenga el mismo nivel de compromiso.

-Uno de los temas clave es el puerto. El juez Jorge Díaz nos lo dijo claramente en una entrevista: a veces le recomiendo a la Policía no entrar en el puerto, para no tener problemas. ¿Cómo está la situación allí?

-No tenemos dificultad, teóricamente tenemos buena relación con Prefectura, no tenemos dificultad en hacer alguna operación dentro del puerto. Alguna vez hemos requerido su ayuda, el tema como decía hoy es no dejar librado a que yo tenga una buena relación con una persona para que una operación se pueda hacer o no se pueda hacer, sino que institucionalmente se tenga la obligación de prestar el apoyo ante el requerimiento de cualquier otra unidad que trabaje contra el tráfico de drogas.

-La Dirección ha basado sus éxitos en los operativos en un trabajo de inteligencia muy afinado, ¿este plan cree que puede mejorar esa capacidad de inteligencia?

-Sí, el plan también tiende a eso, a mejorar el flujo de información que tiene que entrar y ser transformado en inteligencia, eso es lo que básicamente tratamos de hacer, que haya un alineamiento de todas las unidades, que la información también esté alineada y se transforme en inteligencia a través del proceso de análisis al que nosotros sometemos a esa información.

-Simultáneamente con este plan, salió el decreto sobre la protección a los jueces, fiscales y personal que trabaja en casos de narcotráfico, incluido ustedes. ¿Desde el punto de vista ejecutivo, quién se hace cargo de eso?

-Hay una serie de medidas. En el caso nuestro, si se llega a una situación de ese tipo, nosotros mismos nos encargamos de la protección. Con respecto a los otros integrantes del sistema que lucha contra las drogas, no lo sabemos, pero suponemos que algún grado de participación vamos a tener si es que sucede algún hecho de ese tipo. Hay distintos niveles de protección, por ejemplo en la prensa con las fotografías, los nombres del personal policial que a nosotros nos parece que son cosas importantes. Lo fundamental de todo eso es que eso tiene un perfil preventivo, que no estamos corriéndola de atrás, a la uruguaya, dejando que las cosas pasen.

-¿Eso implica que ustedes están viendo una mayor peligrosidad?

-Hay medidas que son necesarias y es bastante evidente. Nosotros estamos luchando contra grupos mexicanos, colombianos, bolivianos, hemos tenido noticias de algún intento de hacer algún acto violento contra nosotros, vemos la violencia que hay entre los propios traficantes, en las cárceles, fuera de las cárceles, la cantidad de homicidios relacionados con el narcotráfico que nosotros hemos podido conocer. Como vemos que el nivel de violencia va aumentando, no es de extrañar que mañana pueda ocurrir alguna cosa con nosotros.

LOS GRUPOS. Grandes, sofisticados e internacionales, pero también locales que comienzan a operar con mayor frecuencia.

-¿Cómo es el perfil de las organizaciones que están entrando o actuando en el país?

-Ha habido grupos muy organizados, que nosotros hemos desarticulado. Organizados con comando, control, con producción, adquisición, con transporte, con distribución y con lavado de activos. Esos son los cinco puntos que tiene una organización y hemos desarticulado organizaciones con todo eso completo. Inclusive, en Cancerbero hubo uruguayos que estaban prácticamente con casi todos los elementos esos que nosotros veíamos en una organización.

Y también vemos que hay muchas otras organizaciones que están cada vez más compuestas por individuos que eran actores en otras modalidades delictivas que eran violentas y se han ido tornando hacia el narcotráfico como rapiñeros que han pasado al narcotráfico. Nos encontramos con las organizaciones más sofisticadas, que generalmente son del exterior con un avance importante de organizaciones uruguayas transformándose casi en lo mismo y con grupos de traficantes que antes eran otro tipo de delincuentes.

-¿Estos últimos son reclutados por los primeros o forman sus propias organizaciones?

-Forman sus propias organizaciones y están más vinculados a la pasta base que a la cocaína.

-¿Y cómo nace ese vínculo?

-Nace porque muchas organizaciones tienen gran distribución dentro de las cárceles, por ejemplo. Desde adentro de la cárcel manejan la distribución en Montevideo, como este grupo que agarramos en el Cerro. Son grupos que tienen capacidad para eliminar los enemigos que ellos tengan, nosotros creemos, aunque no hemos podido probarlo, que son gente vinculada a varios homicidios que han ocurrido en Cerro Norte. Por eso, son diferente tipo de organizaciones, pero en todas ellas hay un cierto tipo de peligrosidad.

-¿El mapa es entonces muchos grupos chicos, pero a la vez bien organizados?

-Generalmente con esquemas que funcionan también en Europa, porque la gran ganancia no la obtienen del mercado local, la gran ganancia se obtiene cuando la pasan por el Atlántico. Duplican, triplican, cuatriplican, o más los precios que tienen acá. Lo mínimo que pasa es que los triplican, lo mínimo. De 7 mil dólares a unos 33 mil euros, casi cinco veces, ¿no?

-La pasta base permite reclutar una mano de obra dúctil para los traficantes, ¿esto pasa acá?

-Lo que está pasando con el tema pasta base, es que los compradores uruguayos no viajan a Buenos Aires. Generalmente están mandando mulas, las mulas viajan y conocen al proveedor, a veces hacen su platita y quieren hacer su propio negocio porque ya conocen al proveedor. Siguen viajando por otras razones hasta que se independizan y tratan ellos directamente de hacer su negocio. Eso es un tema. Con la droga, en general, se está dando dos puntos que son peligrosos. Primero, la capacidad corruptora que tiene la droga en general y segundo la penetración que el narcotráfico hace de las instituciones alrededor de las personas que consumen. Ha sido claro, por ejemplo, a nivel de las Fuerzas Armadas. Los robos de armas que hubo en la Fuerza Aérea, los robos de armas que hubo en la Armada estaban relacionados a personas, soldados, personal, que consumía y por ese lado es que estos individuos penetran: a través de las necesidades de otros individuos. Les proporcionan droga requiriéndole a cambio actividades que de otra manera, estoy seguro, se negarían.

-¿Y esas armas adónde van?

-A grupos de Brasil y de Colombia, según sabemos.

-Otra cosa que usted dijo al pasar fue el tema de las drogas en las cárceles…

-Ahora en este procedimiento hay tres procesados que manejaban las operaciones desde adentro de la cárcel, tres reclusos.

-En un momento sostuvo la necesidad de tener cárceles especiales para narcotraficantes.

-Y lo sigo sosteniendo. Es una meta que no hay que perder de vista. Tiene que ser una cárcel que no permita la comunicación. Ahora en este momento hay una gran transferencia de conocimiento, de experiencia, de contactos, dentro de las cárceles uruguayas entre delincuentes internacionales y delincuentes uruguayos, y eso no va a traer buenos frutos.

-¿Cómo ve la evolución de delitos conexos al narcotráfico?

-La vemos crecer, el tema del homicidio es un tema claro. Todos los delitos que crecen ahora, arrebatos, hurtos, rapiñas están de alguna manera relacionados con la droga. Muchas veces de consumidores que cometen esos delitos por dinero o pertenencias o lo que fuera para cambiarlo por drogas. Ha incidido mucho en esos temas.

-¿Se ha decidido trabajar más en contra de la pasta base, que contra otras drogas?

-No, la decisión es trabajar contra todas las drogas. El año pasado y el anterior tratamos de luchar contra los grupos que tenían capacidad de pasar grandes cantidades de droga por Uruguay. creemos que el 70 u 80 por ciento de uruguayos que tenían esa capacidad, están presos.

Encubiertos, escuchas, y mayores controles legales
La Ley 18.494 está vigente desde el 5 de junio pasado. Es posible que muy pocos conozcan sus alcances, sin embargo conforma una batería de medidas contra el crimen organizado que introduce varios instrumentos novedosos.

La primera parte del articulado establece una serie de normas para el combate al lavado de activos. El dinero proveniente de actividades ligadas a: genocidio, crímenes de guerra, terrorismo, contrabando superior a los US$ 20.000, tráfico de armas y explosivos, tráfico de órganos y medicamentos, trata de personas, extorsión, secuestro, proxenetismo, tráfico de sustancias nucleares, de obras de arte, animales o tóxicos, estafa, delitos contra la Administración, quiebra fraudulenta y delitos económicos.

Confiere a la Unidad de Información y Análisis Financiero del Banco Central, el servicio de inteligencia financiera del país, la facultad de controlar y perseguir actividades financieras, inmobiliarias sospechosas.

Un segundo grupo de artículos refiere a los bienes incautados en una operación antidrogas, o de lavado de activos. Estos bienes (fincas, campos, vehículos, aeronaves, entre otros) pasarán a manos del Estado, que fijará su futuro uso.

Por último, otro grupo de artículos crea figuras dirigidas a la investigación secreta y operaciones de inteligencia en torno a actividades ilegales.

Se establece la "entrega vigilada", un mecanismo mediante el cual la Policía podrá seguir, por ejemplo, una operación de compra de drogas y dejar que se concrete bajo su control para así capturar a todos los involucrados.

Instaura la "vigilancia electrónica", un mecanismo que con autorización del juez permitirá realizar escuchas telefónicas, filmación de sospechosos.

Se crea la figura del "colaborador", una persona involucrada en el delito investigado que, a cambio de información vital para la captura de los máximos responsables, obtendrá la reducción de la pena o la exención de la misma.

Por último crea la figura del "agente encubierto", y mecanismos para que obtenga una identidad supuesta que podrá mantener aun cuando declare como testigo. Se crea también un programa de protección de testigos.

El riesgo dentro de casa es mayor
"En los países centrales es el consumo de los medicamentos que hay en la casa, ese es el peligro más inminente", señaló el inspector Julio Guarteche, en relación con los riesgos que acechan en materia de consumo abusivo de drogas.

El problema fue analizado en la última reunión del organismo especializado en drogas de Naciones Unidas, que se celebró en Estambul este año. "Lo presentaban con un spot donde un traficante (en Estados Unidos) se quejaba de que nadie le venía a comprar a la esquina, porque estaban consumiendo lo que había en casa", recordó el jefe policial.

La clave, para Guarteche, reside en la responsabilidad de los padres ante sus hijos. "La responsabilidad de los padres es intransferible, y algunos padres creen que es transferible, se lo tratan de adjudicar a la escuela, al liceo, a la Policía", se lamentó el director antidrogas.

Tomado como un tema de Estado
El narcotráfico aún no ha conseguido vulnerar el sistema político, aunque hizo varios intentos. Ello, según la información de que dispone el organismo antidrogas.

"Lo que hemos detectado es el tratar de acercarse a los políticos, hasta ahora una docena de casos por lo menos, sorprendiéndolos en su buena fe", apuntó Guarteche.

Sin embargo, el jerarca cree que el sistema político uruguayo es bien distinto al del resto de los países su- damericanos. "Nunca hemos recibido una llamada en contra de una investigación que estemos haciendo. Todas las leyes (antidrogas) que se han aprobado vota el cien por ciento de nuestras autoridades y, sin quererlo, yo creo que en Uruguay el tema narcotráfico es como un tema de Estado, funciona como un tema de Estado aunque no lo han hablado. Nunca hemos encontrado ningún caso de corrupción, ni cercanamente", indicó el inspector Julio Guarteche.

Drogas incautadas en 2009 eran de consumo local
Según los datos actualizados de la DGRTID el grueso de lo incautado corresponde a drogas para el mercado interno.

De marihuana se lleva incautado un total de 307,1 kilos. También se confiscaron 30 plantas de cannabis.

De cocaína se incautó un total de 91,6 kilos, de los que 20,3 kilos estaban destinados al mercado exterior.

De pasta base de cocaína se lleva requisado un total de 132,1 kilos, en su totalidad destinados al mercado interno.

En 2008: 963 kilos de marihuana; 802,8 kilos de cocaína (603 para el exterior), y 96,8 kilos de pasta base (interno).


El País Digital

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