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Las ONGs dependientes de la CIA, que en Paraguay apoyan a Fernando Lugo también intentaron derrocar al presidente Ruso Vladimir Putin.

Las ONGs dependientes de la CIA, que en Paraguay apoyan a Fernando Lugo también intentaron derrocar al presidente Ruso Vladimir Putin.

En una exposición ante el Parlamento, el director del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB), Nikolai Patrushev, aseguró que la inteligencia rusa había frustrado intentos deEstados Unidos, Gran Bretaña, Arabia Saudita y Kuwait de realizar actividades de espionaje mediante organizaciones no gubernamentales (ONG).

Luego de la caída de la Unión Soviética la inteligencia rusa (antes canalizada por medio de la KGB) se dividió en dos sectores: uno interior, el FSB (Federal’naya Sluzhba Bezopasnosti o Servicio Federal de Seguridad) y otro externo, el SVR (Sluzhba Vneshney Razvedki o Servicio de Inteligencia Exterior).

El jefe del FSB señaló en su informe ante los legisladores -sin precisar detalles- que "otros gobiernos están usando a las ONG" para influir en la actividad económica y política rusa en interés propio y apoyar cambios de gobierno en ex repúblicas soviéticas.

En sintonía con el servicio secreto algunos dirigentes rusos dijeron en medios locales que las revueltas opositoras están motorizadas por Occidente, más precisamente por Washington y la Unión Europea. También hay que destacar el choque de intereses geopolíticos entre Rusia yEstados Unidos en Asia Central, donde ambas potencias poseen importantes y estratégicas bases militares.

El marco de disputa deEstados Unidos y Rusia por áreas de influencia en los ex enclaves soviéticos vincula las recientes revueltas en Kirguizistán y Uzbekistán con los últimos cambios políticos en Georgia, Ucrania y Moldavia.

La guerra por el control del petróleo en la región, los intereses que subyacen detrás de las redes de la droga y el tráfico de armas infiltradas por la CIA y los servicios secretos rusos, así como las disputas estratégicas entre Rusia yEstados Unidos por áreas de influencia, son factores esenciales que cuentan en las "revueltas populares" que hasta ahora -salvo Uzbekistán- han terminado con gobiernos pro-Washington en la región.

En su exposición ante el parlamento Patrushev afirmó que el servicio secreto ruso dispone de los datos que confirman que algunas organizaciones extranjeras no gubernamentales están preparando nuevas "revoluciones de terciopelo" en el espacio postsoviético.

Entre las organizaciones no gubernamentales a las que utilizan los servicios secretos "extranjeros" mencionó el Cuerpo de Paz de EE UU, la Medialuna Roja saudí y algunas organizaciones de Kuwait.

"En Occidente determinadas fuerzas, agarrándose a los estereotipos de la "guerra fría", están promoviendo la política de estándares dobles respecto a Rusia en el intento de debilitar sus posiciones en el espacio de la antigua URSS", afirmó Patrushev y agregó que lo confirman los sucesos en Ucrania, Georgia y en otros países.

En opinión de expertos occidentales y rusos las llamadas "revoluciones de terciopelo" de Georgia, Kirguistán y Ucrania no fueron tales sino movimientos golpistas "democráticos" orientados a sustituir gobiernos fieles a Moscú por otros que respondieran a los intereses de Washington.

Con políticos que responden incondicionalmente a las directrices de la Casa Blanca, como es el caso de Viktor Yushchenco en Ucrania, cuya campaña fue organizada y financiada por el Departamento de Estado, a través de su esposa, quien fuera secretaria de George Bush padre.

Las protestas y los movimientos de caos planificado y desestabilización callejeros (Georgia, Ucrania y Kirguistán) fueron organizados por ONG financiadas y dirigidas por Washington utilizando las redes económicas de la CIA canalizadas a través de la USAID, según informes de la inteligencia rusa expuestos en el Parlamento moscovita.

Todas las "revoluciones de terciopelo" en aquella región sirvieron a los intereses financieros globales de Washington –representados por la Open Society de George Soros y la Fundación Nacional para la Democracia (NED) cuyos fondos provienen de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID)- para fracturar y desmembrar las fronteras nacionales de sus más importantes rivales geoestratégicos: China, Rusia e India.

La llamada Sociedad Civil financiada por Soros intervino en la desestabilización y el caos planificado de Yugoslavia, Georgia y Ucrania. Importantes analistas sostienen que “Soros maneja los flujos financieros hacia estas organizaciones en el Cáucaso y en el Asia Central.”

Parte de las ex repúblicas comunistas de Europa del Este que conformaron la Unión Soviética -y el Pacto de Varsovia-, ahora son miembros de la OTAN., la fuerza militar liderada por Estados Unidos que nació para combatir la expansión militar del ex Imperio Soviético del que formaban parte estos flamantes miembros de la alianza atlántica.

Desde el fin de la Guerra Fría, la estructura militar controlada porEstados Unidos primero, incorporó a Polonia, Hungría y la República Checa, y ahora se extiende a Rumania y Bulgaria. Además, con las tres repúblicas bálticas de Lituania, Letonia y Estonia, llega casi hasta Finlandia.

Con la ampliación de la OTAN con "socios confiables" de las ex repúblicas soviéticas de Europa del Este,Estados Unidos consiguió la consolidación de su poder geopolítico y militar estratégico en la región, en desmedro de Rusia, y China que ven afectadas y desestabilizadas sus fronteras y áreas de influencia.

El caos y la desestabilización planificada con las "revoluciones de terciopelo" en el Asia Central forman parte del mismo proyecto estratégico, cuyo objetivo central apunta a desestabilizar las fronteras y áreas de influencia de Rusia con el propósito del control militar y geopolítico sobre las ex repúblicas soviéticas.



En su informe de mayo pasado el jefe del servicio secreto ruso señaló que detrás de las revueltas en Georgia en noviembre de 2003; en Ucrania, en diciembre del pasado año, y más recientemente en Kirguistán, se ha podido comprobar la participación de esas agrupaciones, que financian a movimientos opositores.

"Los servicios secretos extranjeros apuestan en su actividad por los métodos no tradicionales, promocionan sus intereses mediante los programas educativos de distintas organizaciones no gubernamentales y recogen información en el espacio de la CEI", manifestó el director de FSB, Nikolai Patrushev, durante la comparecencia ante la cámara baja del parlamento.

Añadió que según los datos que obran en el poder de la inteligencia rusa cierta organización occidental destinó 5 millones de dólares a los fines de preparar la "revolución de terciopelo" en Bielorrusia.

"Es posible que los opositores "naranja" que protagonizaron la revolución en Ucrania participen en el adiestramiento de los integrantes de la oposición bielorrusa", dijo Patruchev.

Según el politólogo estadounidense Gene Sharp, Estados Unidos elaboró desde el final de la guerra fría una nueva doctrina de golpes de Estado mediante la utilización de técnicas no violentas, tomando como modelo a las luchas políticas desarrolladas en la India por el Mahatma Gandhi.

Estas metodologías, aplicadas desde hace un poco más de diez años, sustituyeron a los golpes militares tradicionales que también cumplían el objetivo de instalar gobiernos pro-Washington, pero por métodos violentos.

Según los expertos, tanto en el caso de las "revoluciones naranja" en el Asia central, como en el de los "golpes populares" en Latinoamérica (caso Ecuador), las organizaciones no gubernamentales, escudadas en su carácter benéfico, internacionalista y civil, cumplen el papel de "caballos de troya" en los países que permanecen en la mira de Washington, y cuyos gobiernos no son totalmente permeables a sus estrategias.

La United States Agency for International Developpment (USAID) una agencia gubernamental estadounidense, dependiente del Departamento de Estado y financiada con fondos públicos, es la estructura principal de la que se vale Washington y las empresas multinacionales para distribuir fondos orientados a financiar organizaciones no gubernamentales desde las cuales se implementan operaciones encubiertas de la CIA.

''Junto con las formas clásicas de influencia en los procesos políticos y económicos, las agencias de inteligencia extranjeras están usando métodos no tradicionales con más frecuencia'', incluyendo trabajar a través de ''diversas organizaciones no gubernamentales'', señaló Patrushev en el Parlamento ruso.

''Bajo el argumento de que están implementando programas educativos y de ayuda humanitaria en regiones rusas, cabildean en favor de los intereses de los estados en cuestión y recaban información secreta sobre una amplia gama de asuntos'', agregó.

Patrushev dijo que su agencia, la FSB, principal sucesora de la KGB soviética, "ha evitado una serie de operaciones de espionaje efectuadas a través de organizaciones no gubernamentales".

Patrushev manifestó que a iniciativa de FSB, el Ministerio de Justicia y las instituciones judiciales ya reconocieron el carácter terrorista de 15 organizaciones. Indicó que en Rusia hay organizaciones de los que proviene la amenaza terrorista y los que "representan interés para el FSB".

Muchos expertos -entre ellos James Petras- ya han denunciado las operatorias encubiertas de la CIA a través de las organizaciones no gubernamentales.

Montadas en campañas de "apoyo a la democracia", a los movimientos de derechos humanos, a la lucha contra la corrupción, o en apoyo de políticas de "ayuda" a la agricultura, el comercio, etc, las ONG (controladas financieramente por Washington a través de la USAID) se infiltran en las organizaciones sociales, los movimientos universitarios, o las asociaciones de profesionales, desde donde impulsan sus actividades desestabilizadoras escudadas en el "bien público".

El derrocamiento de Lucio Gutiérrez en Ecuador, por ejemplo, fue iniciado con una campaña de denuncias contra la corrupción del gobierno iniciada por la organización Transparencia Internacional. A ese combate contra la corrupción se sumaron organizaciones sociales, estudiantiles, universitarias, etc, que terminaron formando el movimiento de clase media bautizado como los "Forajidos" que terminó derrocando al gobierno de Lucio Gutiérrez.

Similares ejemplos, cambiando los países y el contexto geopolítico, se pueden aplicar en Georgia y en Ucrania, donde los gobiernos pro-rusos fueron derrocados de la misma manera: con movilizaciones sociales impulsados desde organizaciones manipuladas y financiadas desde las ONG.

Presentada como un movimiento espontáneo y no violento, la sublevación que obligó a Eduard Chevarnadze a renunciar a la presidencia de Georgia fue en realidad fruto de una paciente manipulación golpista urdida desde las ONG por funcionarios de la CIA y del departamento de Estado..

La "revuelta popular", además fue hábilmente desencadenada por el Instituto Democrático de Madeleine Albright y estructurada por asociaciones juveniles que financia George Soros, lo que permitió a Washington colocar a sus hombres en el gobierno de Georgia.

En cuanto a la llamada "revolución naranja" en Ucrania, una de las ONG más activas en el país, el International Center for Policy Studies, es financiado por el gobierno estadounidense mediante la Poland-America-Ukraine Cooperation Initiative (PAUCI), organismo subvencionado por la USAID y administrado por la Freedom House ].

El actual presidente emergente de la "revuelta popular", Viktor Yushchenco, es miembro del consejo administrativo de esta organización fundada por el Open Society Institute.

Un parlamentario norteamericano, Ron E. Paul, denunció que una sociedad estadounidense de relaciones públicas, Development Associates Inc. que recibió 100 millones de dólares del gobierno norteamericano, esencialmente para garantizar la cobertura de la "revolución naranja" en Ucrania.

Según la inteligencia rusa, en el Departamento de Estado Norteamericano, la "operación Ucrania" fue manejada por el segundo de Powell, Richard Armitage, que se postuló sin suerte para conducir la CIA después de la renuncia de George Tenet.

Un equipo de expertos del Departamento de Estado organizó y consiguió financiación para la campaña electoral de Viktor Yushchenco, un economista y especialista en finanzas, que presidió el Banco Nacional desde 1993 hasta 1999 y fue galardonado por la prensa especializada como uno de los "diez mejores banqueros del mundo".

Washington presionó para convertirlo en primer ministro durante el segundo mandato de Kuchma, entre 1999 y 2001, y Yushchenco se casó con una ciudadana estadounidense, Katerina Chumachenko, para demostrar a que niveles llegaba su devoción a la Casa Blanca.

La esposa norteamericana del candidato "opositor" fue la secretaria del poderoso secretario del Tesoro norteamericano, George P. Schult, y se desempeñó luego como funcionaria jerárquica de Relaciones Públicas en la administración de George Bush padre.

El dato es interesante para ver como "cerraba" el candidato "opositor" Yushchenco en el mundo de Washington y de los halcones liderados desde las sombras por el padre de George W Bush, que durante 30 años tuvo injerencia o participó de la mayoría de las operaciones de inteligencia de Estados Unidos por todo el planeta.

La CIA, por su parte, ha operado y financiado a las ONG que apoyaron a Yushchenco (uno de cuyos puntales fue la Fundación Soros) utilizando la misma metodología que aplicaron en el resto de las ex repúblicas soviéticas cooptadas para los intereses de Washington en la región.

A la luz de estas experiencias, el contundente informe del FSB ruso (sucesor de la KGB y herramienta clave en el sistema de poder de Putin) revela que Rusia ha decidido salirle al cruce a la CIA y a su estrategia desestabilizadora y golpistas en los ex enclaves soviéticos que permanecen bajo influencia de Moscú.

En ese contexto, la estrategia de denunciar las operaciones desestabilizadoras de la CIA dentro de Rusia, utilizando de cobertura a las ONG, parece orientada a neutralizar lo que para muchos funcionarios y expertos rusos puede llegar a convertirse en un "golpe popular" contra el gobierno de Putin.

En su exposición el director de FSB, informó que en un futuro próximo la Duma de Estado iniciará el trámite de proyecto de ley que reglamenta la actividad en Rusia de las organizaciones extranjeras no gubernamentales y los procedimientos de registro de las mismas.

Sintomáticamente el informe de Nikolai Patrushev se produjo a sólo dos días después de que el presidente estadounidense George W. Bush visitara Georgia, donde hace 18 meses se desarrollara la "Revolución de las Rosas", el principio de una ola de alzamientos contra gobiernos pro-Moscú en las ex repúblicas soviéticas.

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