miércoles

El apoyo encubierto del periodismo lacayo español al Golpe de Estado en Honduras

Es la guerra de cuarta generación, una guerra psicológica destinada a dominar las consciencias, a falsear la realidad, según los intereses económicos de los propietarios de los grandes medios...
Pedro Antonio Honrubia Hurtado

Los que hace ya tiempo que venimos interesándonos por todo aquello que va aconteciendo con los medios de comunicación al servicio del imperialismo en relación a determinados asuntos de la actualidad política internacional, a menudo nos vemos obligados a tener que escribir este tipo de artículos para denunciar la indignidad periodística que, en modo de manipulación, falsedad, servilismo o cobardía, brota de las plumas, los micrófonos o las cámaras de televisión de los principales medios de comunicación a nivel internacional. Son tantos los ejemplos de este tipo de periodismo (servicial y lacayo) que podemos encontrar a diario en los medios, que la denuncia y el análisis constante se convierte casi en una necesidad ideológica, al ser la única arma que nos queda, junto con los medios alternativos, y ante el inmenso poder que tienen estos medios imperialistas, con vista a tratar de llevar la verdad a la ciudadanía sobre ciertos temas de carácter político y arrojar un poco de luz en la consciencia de todas aquellas personas que se ven arrastradas sin remedio a la espiral alienante que día tras día tratan de generar estos medios con tales manipulaciones y mentiras sobre las noticias de actualidad, especialmente, como digo, las de tipo político.
Es la guerra de cuarta generación, una guerra psicológica destinada a dominar las consciencias, a falsear la realidad, según los intereses económicos de los propietarios de los grandes medios de comunicación, para aplastar la disidencia antes incluso de que pueda llegar a consolidarse como fuerza de resistencia y cambio social, una guerra que tiene por objeto la sumisión en masa de los pueblos a los intereses y privilegios de las clases dominantes, más aun, la sumisión en masa de los pueblos a los intereses y privilegios de aquellos mismos que los explotan, los oprimen y los utilizan a su antojo como mera fuerza de trabajo que se compra y se vende, como mera mercancía laboral, como meros consumidores pasivos sin más derechos civiles y políticos que el agachar la cabeza ante los designios de los poderes fácticos. Una guerra cuyos comandantes al mando se ubican cómodamente en los consejos de administración de las principales empresas multinacionales de la información, cuyos generales se asientan en las mesas de los consejos de redacción de los diferentes medios y cuyos soldados a sueldo se forman en las facultades de ciencias periodísticas para acabar disparando sus armas de destrucción masiva desde cualquier parte del mundo, contra cualquier objetivo que sus amos les indiquen, sin consciencia, dignidad ni remordimiento de ningún tipo.

En estos días, en relación a los sucesos que se vienen aconteciendo antes, durante y después del Golpe de Estado en Honduras, hemos tenido una nueva muestra de este ataque masivo contra la ciudadanía. Todos los frentes del batallón mediático imperialista se han abierto para entrar en combate desde todos los rincones del mundo. La complicidad y el compadreo con los golpistas, de manera directa o encubierta, han sido la tónica generalizada en la inmensa mayoría de los medios internacionales.

El eje central de la batalla se ha desarrollado en el interior de la propia Honduras. Las cohibiciones a la libertad de expresión comenzaron ya desde el primer minuto después del golpe. La cadena del Estado fue tomada por los militares y sacada del aire a los pocos minutos del golpe, y únicamente volvió a emitir una vez estaba totalmente controlada por los golpistas. Las autoridades golpistas han perseguido, detenido y amenazado a los periodistas, nacionales e internacionales, que no se plegaron a sus intereses (para la historia quedará la detención “en directo” del equipo reporteril de TeleSur). Diferentes medios de comunicación fueron cerrados o tomados por los militares (Canal 36, Radio Progreso, Radio Globo Honduras, etc.), los cortes de emisión a aquellos medios que trataban de informar de la verdad de lo que estaba ocurriendo en el país han sido una constante, de manera absolutamente descarada y vergonzante. Los golpistas dieron orden a las compañías de cable de sacar del aire a todas las cadenas internacionales de noticias. Mientras tanto, los medios que han podido actuar con normalidad, es decir, aquellos medios partidarios del Golpe de Estado, se han dedicado a ocultar la realidad. La mayor parte del tiempo, con un país en plena ebullición social y en un clima masivo de resistencia contra el golpe, las principales televisiones privadas basaban el núcleo de su programación en la emisión de telenovelas y series de dibujos animados, programas musicales, espectáculos deportivos y cotilleos de la farándula. Únicamente cortaban esta programación para emitir informaciones relacionadas con las actividades de los golpistas, o las declaraciones del presidente de facto y otros cómplices judiciales, políticos y militares del golpe. Al tiempo, las masivas manifestaciones de la población hondureña que resiste contra el Golpe de Estado han sido sistemáticamente silenciadas, y sus asistentes calificados como turbas o “mareros” (pandilleros). En cambio, las manifestaciones de los ciudadanos pro Golpe de Estado, paradójicamente llamadas “manifestaciones por la paz y la democracia” (sic), han sido impulsadas, publicitadas y totalmente cubiertas por estos medios. Además, durante toda la semana, las “cadenas” (emisiones de obligada transmisión para todos los medios en el aire) con mensajes, entrevistas o ruedas de prensa de instituciones favorables al Golpe de Estado, han sido una constante, en especial a medida que la resistencia popular se intensificaba en las calles de todo el país. El cerco mediático en el que han vivido los hondureños ha sido total y absoluto, sin posibilidad alguna de conocer la realidad de todo aquello cuanto estaba aconteciendo en su propio país. No es descabellado afirmar que, en estos días, cualquier ciudadano extranjero ha podido tener un conocimiento infinitamente más veraz de lo que estaba ocurriendo en aquel país que la inmensa mayoría de los hondureños. La batalla mediática interior ha sido de tal magnitud que lo acontecido en Venezuela en el año 2002 pasará ya a la historia como una minucia en relación a lo que los hondureños han tenido que sufrir estos días. Una dictadura mediática en toda regla.

Pero la batalla interna no ha sido la única que se ha desatado. Los principales medios de comunicación internacionales han sabido dar plena cobertura a los ataques iniciados por sus colegas en el interior del país. Si bien es cierto que algunos medios aprendieron la lección tras el fallido Golpe de Estado en Venezuela y se han guardado con bastante cautela de apoyar abiertamente el Golpe, el apoyo encubierto del mismo, destinado a crear un clima de opinión pública internacional a favor de los golpistas, ha sido la línea habitual en las ediciones de los diferentes medios. Ciertamente sólo podremos encontrar unos pocos ejemplos a nivel internacional de medios que se han atrevido a apoyar abiertamente el golpe, la mayoría de ellos vinculados con la derecha más retrógrada del planeta (En el Estado Español, cómo no, Libertad Digital ha sido su representante), pero los apoyos encubiertos en la mayoría de los medios habituales han sido continuos. En el Estado Español, en concreto, el apoyo encubierto al Golpe ha sido completamente descarado. Varias han sido las líneas seguidas por los medios españoles de mayor tirada para legitimar de manera encubierta el Golpe de Estado, todas ellas repetidas a modo de matriz informativa en los diferentes formatos de radio, prensa y televisión. Nos centraremos aquí en un análisis de este apoyo encubierto llevado a cabo a través de los cuatro principales diarios españoles con tirada en todo el territorio estatal:

1) La manipulación del lenguaje empleado para dar cobertura a la noticia: Como bien afirma el profesor Vicente Romano en su magnífico libro “La intoxicación Lingüística. El uso perverso de la lengua”, las palabras son como minúsculas dosis de veneno que pueden tragarse

sin que uno se dé cuenta. A primera vista parecen no tener efecto y luego, al poco tiempo, se manifiesta la reacción tóxica, y en el lenguaje de los medios predominan los términos utilizados deliberadamente para confundir, para intoxicar las mentes. Todo tipo de artimañas lingüísticas han sido utilizadas por los diferentes medios internacionales para recubrir con eufemismos varios la crudeza que supone utilizar la expresión “Golpe de Estado” de manera clara y sin ambigüedades. CNN en español marco la línea al catalogar el Golpe como “Sucesión Forzada”, y los medios españoles rápidamente se subieron al carro, aunque paulatinamente han tenido que ir reculando al menos en lo que respecta a este asunto. Otra artimaña habitual ha sido la de calificar el golpe como “constitucional” o, recogiendo las palabras de los propios golpistas, como “sucesión constitucional”, bien directamente, bien a través de todo tipo de explicaciones sobre las legitimidad supuestamente constitucional que han tenido los golpistas a la hora de derrocar por la fuerza al presidente Zelaya. El diario ABC, por ejemplo, titulaba así la noticia sobre el Golpe de Estado del pasado domingo 28 de Junio “El parlamento de Honduras destituye a Zelaya por violar la Constitución”. Otra técnica claramente visible ha sido el modo en como la inmensa mayoría de los medios se ha referido al gobierno usurpador de Micheletti. “Presidente interino”, “Nuevo presidente”, han sido los calificativos más utilizados, dando con ello total legitimidad al cargo ocupado de manera ilegal por este señor, a la vez que a Manuel Zelaya, en contra de lo acordado por toda la comunidad internacional, se le califica como “Presidente depuesto” o “ex presidente”. Pero, lo más aberrante en este aspecto, sin duda, ha sido el uso que estos medios han hecho del lenguaje para descargar de todo tipo de responsabilidades a los golpistas de cualquier suceso trágico o doloroso que se haya podido dar durante las revueltas populares en contra del Golpe de Estado. Pero el colmo de la desvergüenza ha llegado con los titulares de los medios en referencia a lo acontecido en la tarde del domingo 05 de Julio en el Aeropuerto de Tegucigalpa, con dos muertos y varios heridos a manos del ejército. El diario El País titulaba los sucesos de la siguiente manera “El frustrado regreso de Zelaya deja un muerto y varios heridos”. En la misma línea, los diarios del Grupo Vocento (ABC) titulaban también los siguiente “La crisis hondureña se cobra sus dos primeras víctimas mortales”. Por su parte, tanto el diario El Mundo como La Razón han acudido a la ya habitual técnica de calificar como “enfrentamientos” a la represión ejercida por la el ejército contra los manifestantes desarmados y en actitud pacífica que protestan legítimamente en las calles a la espera de su presidente. El diario El Mundo titulaba la noticia tal que así “Dos muertos en Honduras tras el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad”, y La Razón, aunque ofrece un titular en apariencia más neutro, ya en el primer párrafo de la noticia deja claro que “Al menos un muerto y una decena de heridos se registraron hoy en enfrentamientos entre militares de Honduras y seguidores del depuesto presidente”. Queda claro, por tanto, que el ejército, así como los golpistas en el poder, no ha tenido ninguna responsabilidad en el asesinato a sangre fría de dos ciudadanos hondureños desarmados y que estaban manifestando de manera pacífica durante todo el día, sino que estos han muerto a consecuencia del “fallido regreso de Zelaya”, “la crisis hondureña” o “los enfrentamientos” entre partidarios de Zelaya y las fuerzas de seguridad que cumplían simplemente con su trabajo.

2) La mentira de la reelección presidencial: Este ha sido, sin duda, el argumento principal argumentado por la prensa imperialista internacional, y en especial la prensa española, para dotar de legitimidad encubierta al Golpe de Estado ya incluso antes de que se hubiese llegado a realizar. Supuestamente, el presidente electo de los Hondureños, Manuel Zelaya, quería llevar a cabo una reforma constitucional para perpetuarse en el poder al estilo de lo que ya han hecho otros mandatarios latinoamericanos como Hugo Chávez o Evo Morales (sic). Sin embargo, esta afirmación, impulsada directamente desde las argumentaciones de los golpistas para auto-legitimarse, a poco que se preste un poco de atención a la realidad hondureña y sus leyes vigentes, no hay por donde cogerla, lo cual no ha impedido que haya sido repetida hasta la saciedad por todos y cada uno de los medios. Como bien explica el ex director del diario Público, Ignacio Escolar, en su artículo “Las claves para entender qué pasa en Honduras, “la actual constitución de Honduras establece un mandato único a los presidentes de cuatro años. Zelaya termina el suyo este año y, en cualquier caso, no se podría presentar a la reelección porque para noviembre no estaría aprobada la reforma constitucional que él propone. Como mucho, habría sido posible que en esa fecha se votase la posibilidad de una reforma constitucional.”. Es algo tan evidente, tan elemental, que no merece la pena si quiera tratar de ampliar su explicación. Afirmar que el presidente Zelaya quería reformar la constitución para perpetuarse en el poder (más allá de que ya el uso de la palabra perpetuación es totalmente incorrecta en estos casos, como se ha explicado reiteradamente por muchos articulistas cuando se llevó a cabo el referéndum para la reforma constitucional en Venezuela), es simplemente un mentira de tal magnitud que hay que ser idiota total para llegar a creérsela, simplemente por cuestiones de tiempo, simplemente por condicionamientos de la física elemental, por la diferencia que se establece entre el antes y el después (que dirían en Barrio Sésamo). No es posible en ningún caso que una persona se pueda aprovechar de una reforma de este tipo que se haría, llegado el caso, una vez él ya no es presidente de la República, y, por tanto, ya no podría aprovecharse de ella. Si la reforma se haría a partir de febrero de 2010 y el presidente deja el cargo, obligado por la ley vigente, en enero de ese mismo 2010, blanco y en botella, salvo para los idiotas totales y las prostitutas de la información mediática. El diario El Mundo nos dice en su noticia “El ejército la policía se enfrentan con los manifestantes”, del día 30 de junio, que “ La asonada de los militares hondureños se produjo en la noche del sábado al domingo, tras varios días de tensión, justo antes de la celebración de un referéndum para reformar la constitución, que iba a permitir al presidente Zelaya presentarse a la reelección”. El diario El País nos dice igualmente en su noticia “Zelaya anuncia que regresará a Honduras acompañado de líderes latinoamericanos” que “ Zelaya, un aliado del venezolano Hugo Chávez, tuvo un enfrentamiento político con el poder militar y la mayoría del Parlamento cuando trató de modificar las leyes para lograr la reelección”, o ya incluso antes del Golpe, en la noticia “El ejército hondureño se moviliza tras la destitución del jefe del Estado Mayor” nos avisaba que “El presidente del país centroamericano, Manuel Zelaya, quiere reformar la Constitución para seguir en el poder y, como primer paso, ha convocado para el próximo domingo una especie de referéndum para que los hondureños digan si están de acuerdo o no con que vaya iniciando los trámites”. Incluso llegó a sacar un Editorial el día previo al Golpe de Estado bajo el título “Crisis en Honduras” en el que nos aseguraba que “El presidente Zelaya quiere repetir mandato contra la Constitución, el Congreso y el Supremo” o que “El presidente Manuel Zelaya, un populista elegido en 2005, quiere presentarse a un nuevo mandato, pese a que la Constitución se lo prohíbe”, además de negar en el mismo Golpe de Estado en ciernes, pues según nos decía ese día este medio todo era un invento de Chávez con el “refinado argumento de que la burguesía intenta un golpe contra-revolucionario”. El diario ABC, como no podía ser menos, ya nos hablaba, días antes del Golpe de Estado, en su noticia “La OEA se reunirá hoy para analizar la situación en Honduras” de “una reforma a la actual Constitución, que data de 1982 y dejaría libre el camino a Zelaya para buscar la reelección, algo que no permite la carta magna en vigor.”, y ya después del Golpe, en la noticia “Tegucigalpa amanece en aparente tranquilidad tras el toque de queda”, nos volvía a recordar que “Zelaya fue detenido y sacado por la fuerza del país por las Fuerzas Armadas el domingo, día en que tenía previsto llevar a cabo una consulta popular sobre la necesidad de convocar un referéndum para reformar la Constitución, lo que le permitiría presentarse a la reelección”. La Razón también se sumó en la previa a las advertencias (sic) sobre las intenciones de Zelaya, y en su noticia “El propio partido de Zelaya pide a los hondureños que no concurran a votar” nos afirmaba que “el propio partido del presidente Manuel Zelaya llamó ayer a los hondureños a no concurrir a votar en el polémico referéndum con el que el mandatario quiere allanar su reelección”. Posteriormente, como no podía ser de otro modo, en su noticia “La OEA expulsa a Honduras” nos volvía a refrescar la memoria afirmando que “La peor crisis en Centroamérica desde la invasión de Panamá por EE UU en 1989 estalló por la insistencia de Zelaya en realizar una consulta que abriera el camino a la reelección presidencial”. Como se ve, esta matriz de opinión, esgrimida por la oposición golpista como principal justificación de su campaña antes y después del golpe, ha sido realmente una constante en la prensa, y les puedo asegurar que estas son solo algunas de las múltiples noticias en que cada uno de estos medios la han recogido, ya que por razón de espacio no he querido recogerlas todas. Finalmente, el diario La Razón, en su noticia del 27 de Junio “El presidente Zelaya desafía al Parlamento, la justicia y al ejército” ya nos advertía cuando el golpe estaba todavía en ciernes que “Seguir el modelo marcado por presidentes como Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, que reformaron la Carta Magna de sus países para perpetuarse en el poder, podría costarle caro (al presidente Zelaya)”. Quedaba dicha cual iba a ser la postura del diario ante el inminente Golpe.

3) Los vínculos de Zelaya con Hugo Chávez: Tras años de ataques constantes y continuos de los medios imperialistas y sus periodistas lacayos contra el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, a nadie le debe extrañar el masivo clima de opinión pública desfavorable que existe en buena parte de los países del mundo, y en especial en el Estado Español, en contra de este mandatario democráticamente electo una y otra vez por el pueblo venezolano. Hugo Chávez es visto por una inmensa mayoría de la población española poco menos que como un tirano, un dictador, un caudillo, y no sólo entre los sectores de la derecha más reaccionaria, sino, sobre todo, entre esas masas de ciudadanos comúnmente desinformados de lo que ocurre en el mundo y bastantes dados a no comprometerse políticamente. En un escenario así, cualquier tema en el que Hugo Chávez pueda tener alguna influencia, será automáticamente descalificado y rechazado por estas masas de ciudadanos políticamente indiferentes (o eso creen ellos). Los medios imperialistas lo saben (como no podía ser de otra forma, pues han sido ellos los que han generado de manera consciente este clima de opinión), y cada vez que sale a la palestra mediática algún conflicto político en América Latina donde puedan estar en juego parte de sus intereses, sacan a colación la figura del presidente para atacar a la parte que no interese defender y poner así a la opinión pública del lado de la parte que ellos defienden (los que a su vez defienden sus intereses y su visión del mundo). Es algo así como lo que se hace con ETA cada vez que interesa desprestigiar alguna política nacionalista llevada a cabo en el interior del Estado Español. En este caso no podía ser de otra manera tampoco. Los medios de comunicación imperialistas y sus periodistas lacayos han hecho todo lo posible por relacionar las propuestas políticas de Zelaya con supuestas órdenes directas de Chávez, relacionando sistemáticamente las políticas del presidente Zelaya con Chávez. De esta manera la opinión pública debe entender que ha Zelaya lo han derrocado por ser aliado de Chávez, por querer dar entrada a Chávez en la política hondureña, por ser como Chávez. Si usted odia a Chávez, también debe odiar a Zelaya, y, por tanto, si usted está a favor de que derroquen a Chávez, también debe estar a favor de que derroquen a Zelaya. El diario El País, nuevamente, lo dejaba meridianamente claro en su Editorial del 30 de junio “La vuelta del Golpe”, en el cual se aseguraba que “Lo que aquí se dirimía era, en definitiva, el equilibrio de fuerzas en América Latina, de forma que si Zelaya se salía con la suya en la consulta reeleccionista, ganaba terreno el chavismo en América Central”. En su noticia del 29 de junio “Obama exige respeto a la democracia” el diario nos traducía la petición del presidente de los EEUU para que se produjese una resolución de la situación pacífica y sin intervenciones extranjeras como la “referencia al aspecto de la política hondureña que más preocupa en Washington: la estrecha colaboración entre Zelaya y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Fuera del hecho de que, con Zelaya, Honduras había pasado a engrosar la lista de aliados de Chávez y, por tanto, de su retórica antinorteamericana”. El 1 de Julio, en la noticia “Golpe contra el chavismo” (el titular lo dice todo), se nos dice que “Zelaya experimentó una conversión de instantaneidad paulina: a medio mandato decidió pasarse al socialismo del siglo XXI, y el 25 de agosto pasado firmaba el ingreso de su país en el ALBA, organización creada por Chávez para la integración económica latinoamericana por una vía no capitalista. Sin que eso tenga que desmentir la preocupación social del presidente, únicamente un viraje de este calibre podía facilitarle un nuevo libreto que interpretar; como si fuera un personaje en busca de un autor, que sólo podía ser Hugo Chávez (…) el combate de fondo se libra entre chavistas y no chavistas”. El 2 de Julio en su noticia “Estado de sitio encubierto en Honduras” el diario volvía a deleitarnos con la siguiente afirmación “Ni siquiera la manera brutal y grosera con que fue sacado de la cama y llevado en pijama a Costa Rica ha servido para que muchos de los hondureños le perdonen sus múltiples errores. Los tres que más afloran en las conversaciones son los de dividir a la población, enfrentarse a todas las instituciones y, sobre todo, supeditar el país a los intereses del presidente venezolano Hugo Chávez. Ni siquiera los vecinos de la colonia Tres Caminos lo echan de menos”. El mismo día, en su noticia “Zelaya llama desde el exilio a la desobediencia contra un gobierno usurpador”, el medio insistía en decirnos que “los hondureños reprochan a Zelaya su sumisión a Chávez por dinero”, mediante un link insertado en el texto de la noticia que nos remite a la noticia anterior, por si alguien aún no había podido leerla. El diario El Mundo también se sumaba a la campaña de justificar el golpe ante la opinión pública mediante la vinculación de Zelaya con Chávez, y en un artículo del consejo editorial del 03 de Julio “El pacto posible en Honduras” nos afirma que “La injerencia descarada de Chávez a favor de la deriva populista de Zelaya desde su elección en 2006 como candidato de la derecha alimenta todo tipo de recelos y deslegitima seriamente el discurso del presidente destituido”. Días antes, el 30 de junio, en otro de estos artículo “Honduras y el realismo mágico” (donde se ejemplifica muy claramente el apoyo encubierto que este medio, como el resto, viene prestando a los golpistas y que aquí estamos denunciando) nos avisaba igualmente sobre la naturaleza de la consulta que pretendía impulsar el presidente y quiénes eran los verdaderos impulsores “De ahí que la consulta popular que había convocado para el pasado domingo Zelaya, teledirigido por Chávez y sus colegas de ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), fuese un fraude de ley”. El 05 de julio, en un pretendido “retrato íntimo de Manuel Zelaya” publicado en el suplemente dominical Crónica por el periodista Javier del Castillo, el autor pone en boca de una de esas anónimas y misteriosas fuentes que suelen ser la inmensa mayoría de las veces la opinión personal del periodista, las siguientes palabras: “Ante las continuas trabas que le ponen en su camino, Zelaya ha decidido buscar apoyo y ayuda en el círculo del dictador Chávez”. Por su lado, el diario ABC da una vuelta de tuerca de más en las relaciones entre Chávez y Zelaya y nos informa el día 29 de Junio que “El equipo de juristas españoles que asesoró a Chávez, Morales y Correa también aconsejó a Zelaya” por si acaso alguien dudaba de cuál era la naturaleza jurídica de la consulta propuesta por Zelaya y cuáles sus vínculos. El 04 de Julio, en un artículo de opinión a cargo de la línea editorial del diario (sin firma) “La democracia en Honduras”, nos encontramos nuevamente con la proclamación de los vínculos entre Zelaya y Chávez y las malévolas intenciones que les mueven a ambos: “En concreto, el papel de Chávez, desde que manipuló a Zelaya para añadir un socio más a su club de revoluciones bolivarianas, hasta estos momentos en los que ha hecho bandera de la su restitución incondicional, no deja lugar a dudas sobre sus verdaderas intenciones. Ni a Chávez ni a Zelaya les mueve el interés de defender la democracia”. Pero es el diario La Razón el que se lleva la palma en esto de tratar de vincular por todos los medios a Zelaya con Hugo Chávez y responsabilizar a ambos de todo cuanto está sucediendo en Honduras a modo de justificación encubierta del Golpe de Estado. Sin vergüenza ni problema moral alguno, este medio de la derecha española más reaccionaria y cavernícola, titulaba su galería de imágenes sobre los trágicos sucesos del domingo 05 de Julio en el aeropuerto internacional de Tegucigalpa en los cuales, como ya se ha dicho, murieron dos personas y hubo decenas de heridos a consecuencia de los disparos del ejército contra los manifestantes indefensos y desarmados, de la siguiente manera: “El Chavismo dispara el caos en Honduras”. El colmo de la desfachatez y de a falta de escrúpulos ético-periodísticas. No sólo han llevado de un plumazo al chavismo desde Venezuela hasta Honduras y responsabilizan a los manifestantes de sembrar el caos, cuando la manifestación transcurrió con toda normalidad hasta que los militares empezaron a disparar contra el pueblo, sino que además lo hacen utilizando la palabra “dispara”, lo cual nadie podrá negar que resulta extremadamente macabro para cualquiera con un mínimo de sensibilidad moral y enterado de todo lo que el pasado domingo sucedió en ese lugar del planeta. Titulares así deberían estar prohibidos y sus responsables deberían ser juzgados y sancionados por inhumanos. Pero esta no es la única perla que nos ha dejado este diario al respecto. El 27 de Junio, en la ya mencionada noticia “El presidente Zelaya desafía al Parlamento, la justicia y al ejército” (en la cual se justificaba plenamente el Golpe antes incluso de haberse producido, en consonancia con la línea que han tenido con posterioridad al mismo), el diario instruía a sus lectores con unas clases rápidas de historia revolucionaria bolivariana: “Si bien Zelaya siguió el manual bolivariano y «patrocinó» adecuadamente a los grupos sociales, indígenas y sindicatos, no hizo lo propio con el Ejército. Y es que, por ejemplo, uno de los primeros consejos que Chávez le dio a Evo Morales fue la importancia de tener contentos a los altos mandos militares y controlar la Justicia, un capítulo que no parece haber leído Zelaya y que, ahora, podría llevarle a la destitución”, además de informarles para que se fuesen haciendo el cuerpo de que “Uno de los aspectos más inquietantes de la crisis política que vive Honduras es el intervencionismo ejercido abiertamente por Hugo Chávez”. En el colmo del despropósito y la paranoia, un articulista de este medio, el señor Juan Roldán, en su artículo publicado el 1 de Julio “El dominó Bolivariano” ha llegado incluso a asegurar la posibilidad que exista una connivencia entre el gobierno de Obama y el gobierno de Hugo Chávez a favor de Zelaya “El «golpe» hondureño es un mal presagio para la nueva Administración norteamericana. O Barack Obama y sobre todo el Departamento de Estado, que dirige Hillary Clinton, no tuvieron conocimiento previo de lo que se estaba tramando en Tegucigalpa o el miedo o la connivencia con las aspiraciones de los nuevos «socialistas» hace la vista gorda a los planes –De Chávez- para dominar Bolivia, Nicaragua, Ecuador y el resto de Centroamérica”. Leer para creer.

4) El supuesto populismo de Zelaya: La palabra populista es otra de esas palabras mágicas que los medios de comunicación imperialistas suelen utilizar para atacar y tratar de menospreciar a todos aquellos líderes políticos que no son de su agrado o no se pegan a la defensa de sus negocios e intereses en el país en cuestión. Una palabra viciada hasta el extremo y que suele aplicarse con especial saña cuando se hace referencia a los líderes latinoamericanos que aspirar a realizar proceso de cambio social en sus respectivos países y tienen como meta la construcción de algún tipo de proyecto político de corte revolucionario. Llevar a cabo un acercamiento del gobierno a los ciudadanos, hacer participes a los mismos en la vida política del país, aumentar los derechos sociales o instaurar programas para combatir el hambre, el analfabetismo o los problemas derivados con la falta de una correcta atención sanitaria, es para estos medios una muestra inequívoca de populismo. Se supone que en contraposición con los serios y respetables líderes occidentales que gobiernan según las necesidades reales del pueblo, y no según las peticiones populares y las medidas propagandísticas de ciertas propuestas sociales en busca de votos. Ser populista, por tanto, es lo peor que puede ser un determinado dirigente político según los criterios morales y políticos establecidos por estos medios. Otra cosa es ser popular, y más distinta aún si se es del Partid Popular. Populista es Chávez, Correa, Evo Morales, Daniel Ortega Cristina Fernández, Fernando Lugo y, por supuesto, Zelaya. Y como el populismo, nadie explica bien por qué, se supone que es lo peor que puede tener un gobernante para gobernar a su pueblo, pues lo ideal y oportuno es sustituirlos por líderes no populista, al estilo por ejemplo de los líderes opositores en Venezuela o del mismísimo señor Micheletti. El diario ABC nos lo deja bastante claro en su noticia del 27 de junio, en plena emergencia del golpe, que lleva por título “Un liberal seducido por el populismo”, cuál debía ser el camino a seguir a partir de ese mismo momento en caso de que finalmente se llevase a cabo la asonada militar. Luego simplemente había que incidir en la misma línea para dar respaldo encubierto al Golpe de Estado. Así pues, el 29 de Junio lo tenían fácil y el titular de la noticia con que presentaron la crónica del Golpe no dejaba lugar a dudas: “Un golpe militar en Honduras pone fin a la aventura populista de Manuel Zelaya”, acompañada además ese mismo día por una especie de biografía política del presidente Zelaya bajo el título de “Manuel Zelaya, un terrateniente convertido al populismo”. Todo por si alguien no había leído la edición del periódico de dos días atrás y no había podido comprender todavía que el presidente derrocado no era más que un vil populista, que además ni más ni menos que había sido “recibido en Cuba por Fidel Castro, que se deshizo luego en elogios en una de sus reflexiones”. Es decir, traduciendo el mensaje encubierto del diario, el presidente Zelaya es un populista empedernido y amigo de Fidel Castro, ¿hace falta algo más para que lo derroquen del poder mediante un golpe de Estado Militar? Además, por si alguien aún no tenía claro el significado político de la palabra populista, y cuándo uno pasa a ser miembro del club oficial de los populistas, el enviado especial de este diario a Tegucigalpa nos los clarifica en su artículo “Manuel Zelaya, un sainete bananero”: “Los dos primeros años de Zelaya en el poder transcurren sin demasiados sobresaltos, aunque el mandatario comienza a distanciarse de los poderes públicos, incluidos sus compañeros de partido, y de la oligarquía financiera del país. La sorpresa llega en agosto de 2008, cuando Honduras ingresa en la actual Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA). Lo que al principio parecía una frivolidad destinada a obtener petróleo venezolano a buen precio devino en una deriva populista por parte de Zelaya”. O, lo que viene a ser lo mismo, uno deviene en populista en el mismo momento en que se acerca al ALBA y comienza a adoptar medidas destinadas a combatir la pobreza extrema en su respectivo país, así como otros proyectos de tipo social en apoyo de los más desfavorecidos (aumentar el salario mínimo, por ejemplo). Si alguien no tenía claro a qué aluden estos señores cuando hablan de populismo, ya está todo aclarado. En la misma tónica se expresaba El País en los días previos al golpe, con otra especie de biografía política del presidente Zelaya sospechosamente similar a la de sus compañeros del ABC: “Manuel Zelaya, un populista de familia bien”, era el título escogido en este caso el día 26 de junio por el diario de PRISA para presentarnos la figura del presidente. Al día siguiente, en el ya nombrado editorial “Crisis en Honduras”, el diario seguía abonando el terreno para justificar el golpe al populista Zelaya: “El presidente Manuel Zelaya, un populista elegido en 2005, quiere presentarse a un nuevo mandato, pese a que la Constitución se lo prohíbe y ha sido avisado en ese sentido por el Congreso y el Tribunal Supremo”. Nuevamente el día 30 de Junio, en una noticia que nos hablaba sobre la instauración del toque de queda y el recorte de las libertades constitucionales de la población, el diario nos decía que “El sábado por la noche, cuando el presidente Manuel Zelaya se puso el pijama creyéndose a salvo, Honduras era un país golpeado por la pobreza y la delincuencia, gobernado por un mandatario populista con un punto de fanfarrón y otro de fullero”. Incluso después de los sucesos del día de 05 de Julio en el aeropuerto, El País seguía con la cantinela de asociar en un mismo párrafo el golpe militar y la condición de populista del presidente Zelaya: “En medio del mutismo decretado por el nuevo Gobierno de Honduras, hay voces que denuncian la violencia que sacude al país centroamericano tras el golpe de Estado que terminó con la presidencia del populista Manuel Zelaya el pasado 28 de junio”. Quede claro, una vez más, que por malos que puedan llegar a ser los golpistas, su golpe se ha dado contra un presidente populista, no contra un presidente cualquiera, respetable y serio. También El mundo, en la presentación de una entrevista al presidente golpista Michelettí, nos presentaba la figura de Zelaya como “Zelaya, el ganadero liberal que viró hacia el populismo”. Nuevamente se funden en un mismo texto las alusiones a los golpistas y la clarificación de la condición populista del presidente contra el que esta gente habría llevado a cabo el golpe. Pero es el diario La Razón el que nuevamente riza el rizo al calificar el discurso dado por el presidente Zelaya el pasado 30 de junio ante la Asamblea general de las Naciones Unidad de “populista”: “En un discurso populista, el líder hondureño pidió respeto para las decisiones democráticas de Honduras”. Resulta entonces que además de lo ya mencionado con anterioridad respecto de las políticas sociales y otros asuntos, pedir que se respeten las decisiones democráticas de los pueblos es también un rasgo inequívoco de populismo, siempre y cuando lo haga un presidente del ALBA, se debería añadir, por supuesto.

5) La polarización de la sociedad hondureña y las mayorías a favor de los golpistas: Es otra técnica habitual de manipulación en los medios de comunicación imperialistas cuando de informar sobre la realidad de América Latina, y en especial de los procesos políticos revolucionarios que están emergiendo la región, se trata. Hacer ver al público que existe una sociedad divida entre partidarios y detractores de un determinado líder político o un determinado proceso revolucionario. Si hay evidencia sobradas de que la inmensa mayoría del pueblo respalda a los lideres que no son del agrado de esta prensa, se presenta la situación como si hubiese una división más o menos equitativa de la población entre los que se decantan por un bando y los que se decantan por el otro. Esta ha sido la táctica escogida para presentar a través de esta prensa la realidad venezolana, boliviana o ecuatoriana. Se hace ver siempre la fuerza que tienen los opositores a los líderes políticos que no son de la cuerda de estos medios imperialistas, y se oculta, se menosprecia o se trivializa la fuerza que tienen los partidarios de estos líderes molestos. La cobertura que los medios españoles dieron a las acciones de campaña de la oposición venezolana durante el pasado referéndum constitucional, la exaltación del poder de la “media luna” boliviana, o los intentos por poner en un mismo nivel los resultados electorales de Guayaquil con la aplastante victoria de Correa en el referéndum sobre la asamblea constituyente en Ecuador, son claro ejemplos de esta técnica de manipulación de la opinión pública. Ahora, en Honduras, si bien no sabemos a ciencia cierta cuál puede ser la correlación real de fuerzas entre los partidarios de Manuel Zelaya y los partidarios del gobierno golpista en un país tradicionalmente conservador e inclinado electoralmente hacia la derecha (baste decir que los dos partidos mayoritarios se mueven en la esfera de la derecha política), si tuviésemos que hacer caso únicamente a los partidarios de uno y otro bando que han salido estos días manifestarse, los partidarios de Zelaya ganarían por goleada. Sólo hace falta ver las multitudinarias manifestaciones llevadas a cabo por estos seguidores de Zelaya desde que se llevó a cabo el Golpe y comparada con las concentraciones convocadas por el gobierno golpista y los medios de comunicación afines. Mientras en las manifestaciones de los golpistas todos cabían en una misma plaza, y todo lo más podríamos hablar de unas 30.000 personas siendo extremadamente generosos, cientos de miles de personas se han movilizado en todo el país pidiendo la restitución del señor Zelaya. Ríos de gente invadieron las calles de la capital durante todo el fin de semana. Sin embargo, la versión que nos dan los medios imperialistas españoles es bien diferente. El diario El Mundo, por ejemplo, en su noticia “Miles de Hondureños marchan a favor y en contra de Zelaya”, nos dice literalmente “Hasta ahora, los detractores de Zelaya han conseguido llevar más gente a las manifestaciones que sus seguidores” (las letras en negrita son sacadas del propio periódico, como hecho a resaltar en el interior de la noticia). En otra noticia, el diario pretende poner en cuestión el apoyo popular del presidente Zelaya en aquellos lugares donde se le presupone un mayor apoyo de las bases y de la gente empobrecida: “Los barrios populares en Honduras, divididos sobre el retorno del presidente Zelaya”. Ya en el primer párrafo de la noticia nos deja bien clara la “información”: “En los barrios pobres de Tegucigalpa, la población parece tan dividida como en el resto de Honduras en torno al golpe de Estado que el pasado domingo expulsaba a golpe de pistola al presidente Manuel Zelaya”. El diario La Razón también se empeñaba el día 30 de junio en dejar claro desde el principio el “escaso” apoyo recibido por el presidente Zelaya: “Simpatizantes del derrocado presidente aún seguían en las calles ayer, exigiendo su regreso y propiciando una huelga general. Las manifestaciones, sin embargo, no eran mayoritarias”. El día 1 de Julio volvía a recordar a todos sus lectores la división existente en el país y cuáles eran las marchas mayoritarias y cuáles las minoritarias: “Honduras espera a su depuesto presidente, Manuel Zelaya, dividida. Las manifestaciones a favor y en contra de su vuelta son la cara más visible de la polarización que vive el país tras el golpe de Estado. En la multitudinaria marcha que se realizó ayer en el Parque Central de Tegucigalpa los hondureños pedían que se arrestara a Manuel Zelaya Rosales si se atrevía a regresar al país al mismo tiempo que exigían el respeto a la soberanía rechazando la intromisión de gobiernos extranjeros (…)En otra parte de la ciudad y a escasos metros de la Casa Presidencial, varios cientos de sindicalistas y miembros de organizaciones sociales colocaban de nuevo barricadas improvisadas, como el martes, mientras demandaban la vuelta al poder de Mel”. En el lado de los partidarios del Golpe, multitudes, en el lado de los partidarios de Zelaya, unos cientos, queda claro. El diario ABC, el pasado sábado 04 de Julio, cuando las manifestaciones a favor de Zelaya concentraban ya cientos de miles de personas y era imposible negar su condición de “multitudinarias”, nos hacía un resumen de lo acontecido durante toda la semana en lo que respecta al número de manifestante en las diferentes marchas y concentraciones de uno y otro signo, en una noticia que lleva por título “Insulza llega a Honduras en medio de marchas multitudinarias”: “Mientras tanto, y en un clima de mayor agitación en las calles que en días anteriores, miles de seguidores y detractores de Zelaya se congregaron en sendas manifestaciones multitudinarias. Cada uno de los grupos logró juntar a entre 10.000 y 15.000 personas para tomar las calles de forma pacífica, en la primera jornada en que ambos bandos han sido capaces de convocar en masa a la población. Hasta hoy, los seguidores de Zelaya sólo habían congregado a unos centenares de seguidores, mientras que los partidarios delseguidores, mientras que los partidarios del nuevo Gobierno habían reunido a unas 5.000 personas el martes”.
En definitiva, aunque, exceptuando a Libertad Digital, pocos han sido los medios españoles que se han atrevido claramente a dar su apoyo público al Golpe de Estado del pasado 28 de Junio en Honduras, el apoyo encubierto ha sido la tónica habitual en la inmensa mayoría de los medios de comunicación habituales del Estado Español, exceptuando tal vez al diario Público, que en esta ocasión sí han mantenido claramente y con pocas ambigüedades respecto del Golpe. Los medios españoles pro-imperialistas han vuelto a demostrar una vez más de qué lado están, aunque se han cuidado mucho de hacerlo público por la vía directa. Aún así, la coincidencia de los puntos analizados con el discurso emitido de manera oficial por el gobierno golpista y usurpador del señor Micheletti es más que evidente. El apoyo podemos decir que ha sido un apoyo encubierto, pero apoyo claro al fin y al cabo. De eso no debe cabernos la más mínima duda. Los medios imperialistas se vuelven a poner de lado de los golpistas y en contra de una democracia en la que no creen y nunca creerán salvo para usarla como coartada en defensa de sus intereses y el bienestar de sus negocios. Los amos vuelven a ordenar qué hacer, y los periodistas lacayos, las prostitutas de la información, vuelven a obedecer sin rechistar y hasta con gusto.
La misma historia de siempre. Y todavía hay quien se atreve a llamarlo libertad de expresión, y nos hace comulgar con los cuentos de la libertad de prensa. Libertad sí, pero para mentir, engañar, manipular, falsear la realidad y hacerle el juego a los golpistas y los intereses de los poderes fácticos. Todo lo demás son milongas.
www.pedrohonrubia.com

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