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Artículos de prensa seleccionados para un análisis dialéctico

África occidental: el inestable escenario político - Cumbre de las Américas: falta de unanimidad sobre el contenido del texto final - Tailandia: de nuevo a prueba la estabilidad en política interna - Georgia: la OTAN anuncia prácticas conjuntas en Tiflis - Irán-EEUU: pruebas técnicas de un diálogo difícil África occidental: el inestable escenario político

El contexto político de la sub-región occidental del continente africano ha entrado, como consecuencia de una serie de eventos políticos de ruptura y de situaciones de parálisis, en una fase excepcionalmente precaria, precursora de afectar o cambiar las relaciones regionales e internacionales de la zona.


El golpe de Estado en Guinea en diciembre de 2008 y el "doble golpe" en Guinea-Bissau en marzo de 2009 han sido los dos hechos políticos recientes más evidentes que han presenciado la vuelta de los militares a las cumbres de las instituciones de gobierno, a través de una violación constitucional (Guinea) o de la violencia armada (Guinea-Bissau). Junto a estos dos episodios principales, que reabren la inseguridad de las frágiles redes institucionales internas de dos pequeños países, capaces sin embargo de influir en toda la zona de África occidental, a causa de las estrechas conexiones interestatales en la región y de la exacerbación de la criminalidad organizada transnacional (tráfico de armas y de estupefacientes, mercado clandestino), se está produciendo una sucesión de eventos endógenos que peligran con salirse de las fronteras nacionales y e insertarse en el sistema de crisis general que ya caracteriza a esta región del continente. El asalto de un grupo armado al palacio presidencial en Guinea Ecuatorial el pasado febrero, la volubilidad socio-política de las zonas de extracción del Delta del Níger, los enfrentamientos de naturaleza etno-religiosa de los Estados centrales de Nigeria, las disputas territoriales locales en la península del Bakassi entre Nigeria y Camerún, a pesar del acuerdo definitivo de enero de 2006, y la retirada del ejército nigeriano en agosto de 2008, la incertidumbre política en Costa de Marfil, donde los jefes militares de la antigua rebelión son reacios a abandonar sus feudos en el norte del país y el liderazgo central no deja de alargar la fecha para las esperadas elecciones generales, así como el surgimiento de nuevas presiones antipresidenciales en Senegal, las delicadas transiciones en Liberia, Togo y Sierra Leona y la ampliación de gobiernos autoritarios en Burkina Faso, Camerún y Gambia, representan un amplio espacio en el que pueden crearse fracturas político-militares susceptibles de degenerar en violencia o, incluso, en guerra abierta. Este panorama de crisis puede contaminarse posteriormente por factores externos, como los contragolpes de la crisis económica mundial, la llegada de la criminalidad en los ganglios institucionales y las disputas de las multinacionales para poseer los derechos de cobro y explotación de los abundantes recursos naturales de África occidental.


Todo estos escenarios de crisis con alto peligro conflictivo tienen un impacto directo, no sólo en el destino interno, sino también en los intereses económicos de los países no-africanos y, en particular, de las empresas occidentales y asiáticas que tienen grandes inversiones en esta región. El escenario de peligro más temido, sin embargo, es la posibilidad de que se cree un "efecto dominó" de crisis, por el cual, toda la región se vería envuelta en la violencia y por una desestabilización total.



Cumbre de las Américas: falta de unanimidad en el contenido del texto final

En Puerto España, la capital de Trinidad y Tobago, tuvo lugar la quinta Cumbre de las Américas, foro inaugurado por el presidente estadounidense Clinton en 1994 dentro de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Los 34 representante de los Estados miembros se reunieron en un encuentro que ha tenido un fuerte eco internacional, ya que se ha tratado del primer contacto del nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, con todos los líderes de América Latina, a menudo hostiles a Washington.


El único ausente en la cumbre ha sido Cuba, que por las históricas restricciones de las que es objeto, no ha podido

participar. Incluso no estando en el orden del día, el debate en torno a la isla caribeña ha sido el que ha monopolizado principalmente la atención de los medios. La presidenta argentina Kirchner solicitó el fin del embargo, una petición que ha sido seguida por el líder venezolano Chávez, como "delegado" de Cuba. El presidente Obama ha subrayado su voluntad de dialogar abiertamente con Raúl Castro para alcanzar una nueva fase de las relaciones con el Estado cubano. Las medidas tomadas durante los días inmediatamente precedentes a la cumbres, consistentes en una reducción de las restricciones sobre la circulación de personas y de las remesas de emigrantes, revelan la efectividad de la voluntad de Washington de suavizar las relaciones con La Habana. Obama y Chávez se han estrechado también la mano y el venezolano ha afirmado que quiere "ser amigo" de su homólogo estadounidense, tras haberlo acusado durante los últimos meses de ignorancia y de ser igual que Bush. La retórica de Caracas no es, sin embargo, indicativa de una convergencia real con la Casa Blanca: la declaración final, que comprendía nuevas indicaciones para las energías renovables y una ampliación del capital del Banco Interamericano de Desarrollo, tuvo tres votos negativos, además del de Venezuela, también el de Bolivia y el de Nicaragua.


Aunque la actitud de Obama ha sido conciliadora y dispuesta hacia el diálogo, es pronto para hablar de una nueva fase de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. El panorama del continente es más complejo respecto a hace algunos años y las divergencias no están presentes sólo entre Washington y los países individuales, sino entre los propios actores que forman la región. Los modelos de integración propuestos por Brasil y México, que ven primaria la cooperación con los Estados Unidos, son de momento incompatibles con los diseños propuestos por el segundo frente, conducido por Caracas, decidido a apuntar hacia organizaciones como ALBA (Alternativa Boliviariana para las Américas) y sus iniciativas, como la creación de una moneda única alternativa al dólar y la fundación de consorcios petrolíferos regionales.



Tailandia: de nuevo a prueba la estabilidad en política interna

A solo cuatro meses de la llegada del gobierno de Abhisit Vejjajiva, el líder del Partido Democrático, que parecía haber estabilizado la situación de la política interna tailandesa, nuevos enfrentamientos, a favor del ex primer ministro exiliado Thaksin, han ensangrentado las calles de Bangkok. Los disturbios comenzaron el 26 de marzo, por la asignación de las tarjetas sociales tailandesas, que ofrecían a los ciudadanos con ingresos mesuales inferiores a los 15.000 bath (312 euros) una suma de 2.000 bath (40 euros); se excluyen del programa de ayuda económica del primer ministro, sin embargo, los trabajadores autónomos y los campesinos que, a pesar de vivir en un estado de gran pobreza, no recibirán ayudas ministeriales. Los 20.000 manifestantes se han vuelto a vestir con la camisa roja, ocupando la sede del gobierno de Bangkok durante 21 días y reclamando la retirada del primer ministro Vejjajiva. Durante el transcurso de las manifestaciones perdieron la vida dos personas y otras 123 resultaron heridas. La inestabilidad política interna ha tenido como efecto inmediato la anulación de la décimo cuarta cumbre de los miembros del ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) prevista para el 11 de abril en Pattaya.


El gran desafío del gobierno de Abhisit Vejjajiva, que no ha aceptado de todas formas dimitir, no es sólo la de restablecer el orden interno sino, sobre todo, reforzar el consenso en torno al Ejecutivo, a través de actuaciones ecuánimes en cuanto a la población en su integridad; un espacio mayor de diálogo con las minorías, políticas y económicas, es necesario para evitar que se repitan los grandes disturbios en el país.


El peligro de un incremento de la violencia parece, en cambio, concreto. Los "camisas rojas", si están guiados por Thaksin desde Oriente Medio, donde se esconde, están listos para entrar en acción si el gobierno no da pasos concretos. También el PAD (movimiento de los "camisas amarillas" que con su protesta prolongada facilitaron la caída del gobierno precedente de Somchai Wongsawat) está listo para tomar las calles si se presentan enmiendas a la Constitución que puedan favorecer de algún modo a Thaksin. El atentado del pasado viernes, en el que resultó herido el líder del PAD, Sondhi Limthongkul, cuyo coche fue golpeado por 50 proyectiles disparados por un hombre, que se dio a la fuga, representa otro paso en una peligrosa escalada.



Georgia: la OTAN anuncia maniobras conjuntas en Tiflis

La OTAN anunció la pasada semana de querer realizar en Georgia el próximo mes (del 6 de mayo al 1 de junio) maniobras militares conjuntas, a menos de un año de la guerra mantenida por Tiflis contra las tropas de Moscú. Las maniobras tendrán lugar a unos 20 km al este de la capital y oficialmente tienen el objetivo de integrar y armonizar los procedimientos y comunicaciones entre los países de la OTAN y sus mayores socios. Sin embargo, algunos países enviados, como Kazajistán, han anunciado que no tienen intenciones de participar. Georgia y Ucrania, de hecho, han pedido, desde hace años, acceder a la organización, provocando ásperas reacciones por parte de Moscú y el desacuerdo por parte de algunos países de la Alianza, como Alemania.


El aspecto técnico de la operación consiste en la participación de 1.300 soldados, procedentes de los 19 países miembros de la Alianza, concentrando la actividad, sobre todo, en el campo de las comunicaciones y de los procedimientos. De hecho, no está previsto el uso de armas con la consecuente movilización de medios, instrumentaciones y sistemas de arma. La práctica, por lo tanto, tiene un significado prácticamente simbólico.


Actualmente, existe un problema puesto en evidencia por las autoridades rusas. Si Georgia entrara a corto plazo en la OTAN, Tiflis participaría sin Abjasia y Osetia del Sur, reconocidas por Moscú, lo que conllevaría un problema de reconocimiento de los separatistas por parte de las cancillerías occidentales. Sin embargo, en el caso de que la OTAN aceptara el ingreso de Georgia con sus dos repúblicas separatistas, el escenario que se configuraría sería el de tener en la Alianza un país que aloja tropas armadas de un país no miembro y con un Estado que no controla todo su territorio. Además del problema de carácter político, por lo tanto, se uniría otros de tenor jurídico, relativos a la soberanía y a la definición de las fronteras.



Irán - EEUU: pruebas técnicas de un diálogo difícil

El próximo 12 de junio se celebrarán en Irán las elecciones presidenciales, al menos hasta la fecha será difícilmente posible evaluar los progresos reales obtenidos por la administración Obama, comprometida en una apertura sin precedentes a la República Islámica. De hecho, durante estos últimos meses, precedentes a la cita electoral, el actual liderazgo iraní (el dúo Jamenei - Ahmadineyad), continúa lanzando mensajes ambiguos, en algunos casos de cierre real y aislamiento en cuanto a Occidente.


Durante las últimas semanas, Irán se ha considerado listo para asumir un papel en la estabilización de Afganistán y, por lo tanto, a retomar el diálogo sobre la cuestión nuclear con el 5+1, pasos claros de acercamiento a la comunidad internacional. Por otro lado, según una exclusiva del New York Times, Estados Unidos tendía la intención de retirar el veto sobre la suspensión preventiva del programa de enriquecimiento del uranio, acción hasta hoy considerada por Washington como un comienzo a cualquier negociación sobre el tema.



A esta sustancial apertura le han seguido declaraciones inmediatas con respecto a la carrera nuclear. El anuncio sobre las 7.000 centrifugadoras en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz (recién inaugurada por Ahmadineyad) y la "fanfarronería" del propio Ahmadinejad sobre la afirmación definitiva de Irán como una potencia regional principal, han puesto en dificultad a la administración de EEUU que, por boca de Clinton, desde el principio tuvo que disminuir el peso de la declaración sobre las centrifugadoras de Natanz y por lo tanto, condenar el régimen por la sentencia que ha llevado a la condenara de 8 años de cárcel, por una acusación de espionaje, a la periodista de pasaporte estadounidense y de origen iraní Roxana Saberi.


Será el presidente saliente (y candidato) Mahmud Ahmadineyad el que, presumiblemente, dicte los tiempos de esta estrategia ya que, sabiendo que tiene en la política interna su punto de mayor debilidad (la crisis económica mundial y la caída vertical del precio del crudo no han hecho más que agravar una economía interna estructuralmente ya débil), se afana ya desde hacer meses para ocupar la escena mediática con los "éxitos" (o presuntos éxitos) obtenidos en política exterior y en el reparto de la investigación aeroespacial. Ahmadinejad y el clero radical tienen el pleno control de los medios de comunicación (las continuas condenas de los blogueros lo demuestran) y esto hace difícil a la a la oposición orientar la opinión pública hacia la aceptación de los posibles beneficios que la oportunidad ofrecida por la apertura de EEUU podría producir.

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