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Un militante guevarista debe ser un marxista y leninista, de lo contrario es una caricatura.

Un militante guevarista debe ser un marxista y leninista, de lo contrario es una caricatura. Y debe aprender a actuar en política, hacer política revolucionaria en medio de un ambiente político hostil

Movimiento Guevarista Revolucionario


"Una organización que se pretende revolucionaria, no puede dejar de lado ninguna forma de lucha, ninguna. No renunciar a ninguna tribuna, a ningún terreno donde se exprese la lucha de clases. Un militante guevarista debe ser un marxista y leninista, de lo contrario es una caricatura. Y debe aprender a actuar en política, hacer política revolucionaria en medio de un ambiente político hostil dominado por las costumbres burguesas. Hay que generar en los movimientos de masas una conciencia socialista. Es un desafío difícil, pero hay que hacerlo".

Hace poco tiempo publicamos en nuestra página la Historia del PRT-ERP de Argentina esbozada por Abel Bohoslavsky, quien tuvo una activa participación en el Cordobazo argentino cuando era estudiante de Medicina. Y era uno de los dirigentes más importantes de la Universidad de Córdoba. Militante histórico del PRT-ERP y un convencido revolucionario guevarista. Actualmente es Médico y combina su profesión con el trabajo político de formación de las nuevas generaciones de revolucionarios. Accedió haciéndose un espacio a sus múltiples responsabilidades, a conversar con Guevariando.org para profundizar en este tema desde la historia reciente de una de las formaciones revolucionarias fundamentales de nuestro continente como fue el PRT-ERP y de las perspectivas de las nuevas agrupaciones revolucionarias guevaristas en América Latina. Un dialogo franco y abierto que ofrecemos a nuestros lectores como parte del necesario rescate de nuestra historia y de la construcción de la idea revolucionaria para los nuevos tiempos que viven nuestros pueblos. Abel Bo como cariñosamente le dicen sus compañeros y amigos, nos ofrece en pocas líneas una guía inestimable del desarrollo de dramáticos acontecimientos políticos y sociales que estremecieron a la Argentina y a todos nuestros pueblos.
Guevariando: ¿Cómo, cuándo y por qué surge el PRT-ERP en la Argentina?


Abel Bo: El PRT se funda el 25 de mayo de 1965 como la fusión de dos grupos pre-existentes, que desde dos años antes, venían actuando en un frente único de carácter revolucionario. Uno de los grupos era Palabra Obrera, que existía desde finales de los 50 y que se autotiluaba "Corriente trotskista del peronismo obrero revolucionario", formada por militantes marxistas que adherían a ese tipo de vertiente dentro del marxismo y cuyos antecedentes remotos vienen desde el Grupo Obrero Marxista de efímera vida en 1945, cuando surgió el peronismo, como movimiento de masas, de base proletaria, de carácter populista,y promotor de la conciliación de clases, encabezado por un militar conservador, el coronel Juan Domingo Perón.

Después del derrocamiento del segundo gobierno de Perón (1955), se desarrolló la resistencia peronista y en ese contexto de luchas sindicales y armadas, el grupo Palabra Obrera practicó la política del "entrismo", es decir, se mimetizaba como peronista con la misma idea de algunos grupos trotskistas europeos (¡no de Trotsky!) que "entraban" dentro de partidos de masas laboristas o stalinistas con la idea de desarrollar a su interior una corriente revolucionaria.Ese grupo Po estaba "·liderado" por un tal Hugo Bressano, más conocido como Nahuel Moreno.

El otro grupo era el Frente Revolucionario Indoamericano y Popular (FRIP) formado a principios de los 60, en dos o tres provincias del noroeste argentino (Santiago del Estero, Tucumán y Salta). El FRIP nace con ideas populistas de reivindicación indigenista, originalmente influenciado por el populismo del peruano Víctor Raúl Haya De la Torre, y tomaba de él enunciados amricanistas y antimperialistas. Pero a partir de la Revolución Cubana, el FRIP sufre una paulatina transformación. Mario Roberto Santucho,(dirigente universitario en Tucumán y después, ya contador, asesor de los sindicatos azucareros) que era uno de los precursores, viaja a EEUU y luego a Cuba presenciando la II Declaración de La Habana (1962) y plantea asumir el marxismo-leninismo.

Ambos grupos, PO y FRIP se encuentran en la militancia sindical entre los obreros de los ingenios azucareros y en algunos ámbitos estudiantiles universitarios y van desarrollando una práctica común, clasista y de inspiración socialista. Incluso, desarrollan una importante experiencia electoral parlamentaria, participando en comicios provinciales en Tucumán todavía dentro de una estructura electoral del peronismo aún proscripto. Con la táctica de las candidaturas obreras elegidas en asambleas sindicales de ingenios, obtienen dos diputados provinciales (el primer diputado obrero trotskista en 1965 fue el dirigente azucarero Leandro Fote, no Luis zamora del MAS en 1989 como dicen los "trotskistas". Fote fue miembro del PRT-ERP hasta su captura y asesinato en noviembre 1976).

Sobre las bases de estas experiencias y el frente único, se funda el PRT en 1965 con las ideas de construir un partido revolucionario marxista para luchar por la Revolución Socialista, asumiendo (sin mayor definición) la necesidad de la lucha armada para concretar ese objetivo. Se funda el primer periódico partridario, La Verdad y el eje de la actividad eran los grandes centros industriales y algunas universidades.La actividad era predominantemente sindical, tanto que años después, (cuando se produce la ruptura en 1968) se criticó -se autocriticó- por economicista y de poco contenido político socialista, Se carateriza a la formación socio-económica argentina como capitalista semicolonial, al peronismo como movimiento bonapartista de base obrera y dirección burguesa y burocrática. Las bases teóricas marxistas nacionales se toman de los historiadores Milcíades Peña (Historia del pueblo Argentino, por aquel entonces publicadas por separado en artículos de la revista Fichas) y Silvio Frondizi (numerosos libros), ambos marxistas, ajenos y contrarios al stalinismo que predominaba en las izquierdas argentinas.

Concluyendo este primer interrogante:

en resumen, el PRT surge como respuesta a una necesidad, a una carencia histórica en Argentina, la carencia de una perspectiva revolucionaria para la clase obrera, ya que el movimiento de masas estaba bajo la subordinación de la política burguesa por medio del peronismo, y porque las izquierdas tradicionales Partido Comunista, stalinista, y Partido Socialista, socialdemócrata, estaban ajenas a la clase obrera a la cual habían confrontado desde su trayectoria antiperonista, a pesar de sus enunciados socialistas. Y esa contradicción, era muy bien aprovechada por el peronismo que siempre desplegó un fuerte macartysmo anticomunista.

Guevariando: ¿Cómo se fue tejiendo la inserción del PRT-ERP en seno de la clase obrera?

Abel Bo Muy lentamente se fue dando la inserción del PRT en la clase obrera, y toma un fuerte impulso a partir de 1970, después del V Congreso partidario realizado en julio de ese año y al calor del auge de masas gestado a partir de las sublevaciones populares contra la dictadura de Onganía, el cordobazo del 29 de mayo de 1969 y el rosariazo del 16 de septiembre también del 69. Para entender mejor el inicio de esta nueva época y para no extenderme ni ser reiterativo, sugiero incorporar como agregado a esta respuesta los dos relatos sobre el cordobazo.

En un principio, los grupos precursores del PRT, FRIP y PO, destinaban gran parte de su todavía reducida militancia, a la agitación y organización a nivel fabril, a nivel sindical. Volantes, periódicos sindicales, charlas. Y participación activa en luchas reivindicativas antipatronales. En algunos casos, en forma todavía precaria, se insertaban militantes o simpatizantes en los centros laborales. Muchos años después, a partir del 70, se extendería una política de proletarización de la militancia.

En ese trabajo, se sumaban trabajadores que despertaban a una conciencia de clase y algunos se incorporaban al partido. Sin embargo, hasta 1968, esa política estaba contaminada con la desviación economicista que le imprimió al PRT el sector de su dirección infulenciado por Moreno, conocido como morenismo. En 1968, antes del IV Congreso, otro grupo de la dirección partidaria plantea una renovación estratégica en el documento llamado El único camino hasta el poder obrero y el socialismo, apodado internamente como el Librito Rojo. Este documento fue escrito por Mario Roberto Santucho, Sergio Domecq y Juan Candela. El único que va a quedar como miembro del PRT a partir del 70 es Santucho.

Éste es el primer gran planteo de una estrategia de lucha por el poder elaborado en nuestro país. Nahuel Moreno y otro grupo de compañeros, contrarios a esa estrategia, no concurren al Congreso y forman una organización separada que durante tres años se llamó PRT-La Verdad (porque se quedaron con el periódico) y se reconvirtió en PST. El PRT fundó un nuevo periódico llamado El Combatiente e inició las nuevas tareas. En el Librito Rojo se hace una revalorización del marxismo y todas las corrientes que hasta ese entonces habían aportado contenidos revolucionarios: el leninismo, el trotskismo, el maoísmo, la revolución vietnamita y, con mucho énfasis, la Revolución Cubana, su experiencia, sus aportes teóricos, su práctica de transformación social y su internacionalismo.Se asume el planteo del Che en su Mensaje a los Pueblos reunidos en la Tricontinental. Ese IV Congreso prevé acontecimientos como los que efectivamente eclosionaron un año después y plantea la necesidad de prepararse ya para la lucha armada.

El inicio de esa práctica a escala reducida, provocó varios zimbronazos durante un año y medio o dos. Ya producidos el cordobazo y el rosariazo, una parte importante de la militancia ha iniciado actividades guerrilleras en pequeña escala, sobre todo en Tucumán, Córdoba y Rosario, precisamente las regionales donde la todavía pequeña organización partidaria tiene mejor inserción de la clase obrera industrial como resultado de su acción de propaganda socialista y de protagonismo sindical. En los preparativos internos del V Congreso se dan tres tendencias. La leninista, liderada por Santucho, Luis Pujals y la mayoría de la base obrera partidista, que plantea poner en práctica sistemática la estretegia de la guerra revolucionaria, habida cuenta que en el país ya hay un auge de masas, que ya hay numerosos grupos guerrilleros incipientes que actúan y que las contradicciones sociales y políticas no tienen resolución en términos pacíficos, sino en términos de guerra civil.

El documento del V Congreso escrito por Santucho en polémica con las otras dos tendencias (una llamada comunista y otra llamada obrera, que se resisten a adoptar esa estrategia), explica claramente que el PRT no llega a estas conclusiones a partir de ideas foquistas, sino como consecuencia del agotamiento y las limitaciones de todas las otras formas de lucha como instrumentos adecuados para una estrategia de poder, sino que recoge una experiencia de casi diez años, experiencia en los frentes sindicales, estudiantiles y parlamentarios. Se plantea que es necesario dar un salto en calidad de la organización, dotarla de carácterísticas leninistas de partido y que ese partido debe gestar un ejército popular para disputar realmente el poder. Y al mismo tiempo, debe lanzarse a la conquista de las masas, rompiendo su enquistamiento.

Las otras dos tendencias se retiran de la organización y así queda perfilado el PRT como dirección política y militar del recién fundado Ejército Revolucionario del Pueblo. Se da una gran impulso a los frentes militares lo mismo que a los frentes fabriles. Y eso genera que en pocos meses, el PRT incrementa su inserción en el proletariado, sobre todo en esas tres regionales que mencioné: Tucumán, Córdoba y Rosario. Tan es así, que el 15 de marzo de 1971, cuando se produce el segundo cordobazo o viborazo encabezado por los sindicatos clasistas de las fábricas FIAT, el ERP ya tiene un importante protagonismo en medio de la sublevación de masas. Se van sembrando las bases de una original combinación de revolución proletaria urbana y guerra de guerrillas urbana. El PRT gana prestigio en esos sectores proletarios y muchos más obreros se incorporan a la organización.

A pesar de serios golpes represivos sufridos entre 1971 y 72 y de desviaciones militaristas en el período que gran parte de la dirección está en prisión, a partir de 1973 la influencia perretista cobra un nuevo impulso y el PRT promueve la fundación del Movimiento Sindical de Base a escala nacional con otros grupos afines y activistas no partidarios.

El plenario fundación en el Sindicato Luz y Fuerza de Córdoba reúne a casi dos mil activistas. El gran lider obrero electricista Agustín Tosco, que no era miembro del PRT, lanza su famoso desafío a la ofensiva macartysta del gobierno peronista recientemente electro: "¡Vamos a hacer de Córdoba la capital de la Patria Socialista". Presiden el plenario Leandro Fote, el azucarero y el dirigente clasista de la FIAT, Gregorio Flores. La política de inserción en la clase obrera se refuerza

El segundo plenario nacional del MSB reúne en Córdoba a más de cuatro mil trabajdores. El partido llega a tener 40 boletínes fabriles específicos para sus frentes de trabajo, además del periódico partidario El Combatiente, que se hace semanal y del periódico del ERP, Estrella Roja, que se hace quincenal. El PRT adquiere un diario de tirada nacional, El Mundo, en la absoluta legalidad, el cual a veces reproduce editoriales de santucho con el seudónimo de A. Bompla. Pero dura poco meses, porque es clausurado por el gobierno peronista, en momentos en que es el único medio que da resonancia a la lucha de los metalúrgicos de Villa Constitución, cerca de Rosario, lucha en que los obreros recuperan la seccional de su sindicato de manos de la burocracia fascista. Esa movilización de 1974 se conoció como el villazo.

Todo ese gran esfuerzo de propaganda socialista se hace para incrementar la influencia política e ideológica dentro de la clase obrera. Y a su vez, la propia dirección partidaria se proletariza, incorporando obreros revolucionarios surgidos de esas luchas a su Comité Central, a su Buró Político y a sus direcciones regionales. Quiero mencionar a Antonio del Carmen Fernández, azucarero tucumano y a Eduardo Castello, peruano y obrero de FIAT Materfer de Córdoba, ambos integranters del Buró. Fernández cayó asesinado por el Ejército tras ser capturado en Catamarca en 1974 y Castello días después del golpe militar de marzo del 76.

El trabajo sindical y de propaganda del PRT es menos conocido que la trayectoria heroica de las guerrillas del ERP, pero fue de igual fuerza e importancia. Por eso, el PRT llega con importante protagonismo al pico del auge de masas en junio-julio de 1975, cuando se forman las Mesas Coordinadoras de Gremios en Lucha, organismos de masas (unos legales, otros ilegales) de carácter político-sindical clasista que enfrentan la ofensiva económica ultraliberal y la ofensiva represiva fascista (inicio del terrorismo estatal) desatadas por el gobierno de Isabel Perón.

Esas coordinadoras eran embriones de poder obrero a nivel fabril y sindical, en momentos en que el PRT ya despliega su estrategia de construcción del poder local como formas de doble poder. La lucha ideológica socialista desplegada a nivel de masas en un país dominado por el populismo es una tarea trascendente. Tan fue así que, en agosto de 1974, Santucho escribe el documento Poder burgués, poder revolucionario, donde plantea que el populismo y el reformismo son dos enfermedades ideológicas que afectan a nuestra clase trabajadora que deben ser combatidas con inteligencia y eficacia, tan importantes como la lucha armada que se llevaba adelante con toda fuerza.

Guevariando: ¿Cuándo y por qué motivo rompen con la cuarta internacional?

Abel Bo: La ruptura se formaliza en una declaración del 17 de agosto de 1973 publicada en El Combatiente, pero para entender de qué se trató hace falta relatar la historia. Trato de sintetizarla, pero quiero decirles que esta cuestión se haya muy bien explicada en dos documentos partidarios. Uno es la Minuta sobre internacional de anexada al V Congreso del PRT (1970) escrita por Miguel, seudónimo que usó en esa oportunidad Mario Roberto Santucho. Está transcripta en A vencer o morir- Documentos del PRT-ERP tomo 1, obra seleccionada por el compañero Daniel De Santis. Y el otro es la declaración que menciono, está en el tomo 2 de esa obra.

El PRT desde su fundación había adherido a la IV Internacional secretariado unificado, que tenía sede en París desde 1963. Aclaro esto porque había varias "cuartas". El PRT estaba en la IV Internacional a la que pertenecían, entre otros, la Liga Comunista Francesa, el Socialist Worker Party de EE. UU. y en la que participaban personalidades destacadas como Ernest Mandel y Livio Maitan.

En 1968, cuando se produce la ruptura del morenismo, el PRT quedó como organización miembro de esa organización, aunque el grupo de Moreno siguió siendo algo así como "observador", a pesar de que estaba totalmente en contra de la estrategia política perretista. El IV Congreso tuvo cuatro presidencias honorarias que son emblemáticas. Una fue la del Comandante Che Guevara, que significaba que el PRT empezaba asumir como propia su propuesta estratégica de guerra revolucionaria continental. Otra fue la de Nguyen Van Troi, un héroe de la resistencia vietnamita, lo que expresaba la identificación del PRT con ese pueblo por entonces eje de la lucha antimperialista mundial y la decisión de incorporar sus legados teóricos y su trayectoria. Otra más recayó en Angel el vasco Bengochea, un revolucionario argentino que militó muchos años en el grupo Palabra Obrera y que desde allí planteó la necesidad de seguir el ejemplo de la Revolución Cubana, proponiendo iniciar la lucha armada, aunque lo hizo desde una perspectiva no de tipo partidaria leninista, sino más bien foquista. Pero por su decisión, fue expulsado de PO por Nahuel Moreno. El Vasco y otros compañeros, murieron en 1964 en un accidente manipulando explosivos cuando preparaban acciones armadas. Por último, otra presidencia honoraria fue adjudicada a León Trotsky, precisamente rescatando y destacando su rol como dirigente del Comité Militar Revolucionario que dirigó el triunfo de la insurrección de octubre de 1917 y como fundador del Ejército Rojo y rescataba su propuesta de milicias y armamento del proletariado para enfrentar al fascismo. Estas trayectorias combatientes de Trotsky eran habitualmente puestas en segundo lugar (o en ningún lugar) por los así llamados "trotskystas".

El grupo encabezado por Moreno en nombre del "trotskysmo" descalificaba y calumniaba la orientación a la lucha armada como supuestamente "provocadora", "putchista" y otros epítetos similares a los que usaban los stalinistas contemporáneos. Entre 1968 y 1970, mientras un grupo importante de compañeros se preparaba e iniciaba una experiencia guerrillera, otros miembros del PRT que habían roto con Moreno pero que no estaban de acuerdo en darle impulso a esa estrategia, se retiraron antes del V Congreso.

Había cierta confusión en la militancia perretista acerca de la inserción del PRT en esa IV Internacional, precisamente porque los morenistas que reivindicaban su pertenencia desplegaban esa pequeña pero insidiosa propaganda contra el proyecto del PRT. Muchos planteaban que nada debía hacer ahí el PRT. Pero la pertenencia a esa IV es defendida, entre otros, por Santucho, a quien el Congreso le encarga redactar un informe, que firma después con el suedónimo de Miguel.

Allí se describe a esa organización como un conjunto heterogéneo y contradictorio (dice que hay revolucionarios junto a reformistas y aventureros). Señala con claridad nuestra posición de principios internacionalista en correspondencia con nuestra definición ideológica marxista y leninista. Arranca desde la I Internacional de Marx y Engels, pasa por la II Internacional recordando cómo Lenin y los bolcheviques permanecieron en ella aún cuando tenía un predominio de reformistas hasta su traición a la causa del socialismo al desatarse la guerra interimperialista de 1914 y cómo fundan la III Internacional meses después del triunfo de la Revolución de Octubre; reivindica sus cuatro primeros congresos y el papel de Lenin y Trotsky en el intento de forjar un Partido Revolucionario Internacional. Luego explica que ante la traición y degeneración de Stalin, Trotsky intentó sin éxito reconstruir una Internacional. Destaca como relevantes sus aportes sobre la naturaleza de la revolución permanente, el esclarecimiento sobre qué era la burocracia stalinista y su análisis del fascismo. Pone de relieve que el propio Trotsky no fue coherente con sus enunciados correctos y se aisló del ascendente movimiento revolucionario en Asia.

Santucho esboza la idea de que la reconstrucción de una Internacional debería contemplar la participación activa de partidos marxistas en el poder como los de China, Vietnam, Corea, Albania y especialmente Cuba. Y explica por qué esos partidos salidos de la disuelta Internacional stalinista no tenían en ese momento esa perspectiva. Destaca los esfuerzos del PC cubano por medio de la Tricontinental y la OLAS. Plantea como apuesta a permanecer en la IV pero señala que para que esa organización pueda confluir en el objetivo mayor, deberá proletarizarse y ligarse a los movimientos revolucionarios insurgentes, especialmente de Nuestra América. Estas explicaciones fueron necesarias porque en el ánimo de gran parte de la militancia partidaria, había un gran enojo hacia los "trotskistas" -identificándose centralmente al grupo de Moreno- porque ellos desplegaban una intensa campaña de calumnias hacia nuestro PRT. Ya en ese informe se señala que nuestro Partido emprenderá vínculos con otros destacamentos revolucionarios aunque no pertenezcan a la IV de París y sostiene la necesidad de sentar las bases de una nueva Internacional.

El PRT, que ya se definía como marxista-leninista sin el aditamento de "trotskysta" como otros integrantes de esa IV, efectivamente va haciendo lazos con otras organizaciones insurgentes continentales, principalmente el MIR de Chile y el MLN-Tupamaros de Uruguay, lo mismo que con los combatientes del ELN de Bolivia que intentaban reconstruir su organización tras la caída del Che. Además, pone en práctica una forma cabal de internacionalismo, promoviendo que militantes de otras organizaciones vengan a militar en Argentina en las filas del PRT, y destinando a militantes propios a experiencias similares en otros países. Recuerdo haber compartido la escuela partidaria con un compañero boliviano. Todo esto es importante porque entre quienes acudieron a las filas del PRT había militantes de un grupo cuartista brasileño, algunos de los cuales, tiempo después (entre 1972-73), harían un trabajo de ruptura dentro del propio partido, en consonancia con dirigentes de la IV de París.

Los vínculos con esos miembros de la IV de París se mantuvieron a tal punto que el 15 de marzo de 1971, cuando se produce el viborazo o segundo cordobazo, está presente en Córdoba Livio Maitán, un veterano que había sido secretario de Trotsky. Maitán quedó impactado por el rol del PRT en Córdoba y produjo un informe exitista diciendo que nuestro Partido ya dirigía al proletariado. Esto tuvo que ser rebatido en una carta por el propio Santucho, explicando que una cosa era nuestro incipiente rol, y otra era ser ya el partido dirigente de la clase obrera argentina. Parece insólito, pero surgían roces hasta cuando algunos de ellos hacían elogios, pero la verdad es que Santucho tenía razón.

Las relaciones eran tirantes (en la IV de París había gente francamente anti-PRT) en 1972, cuando se produce la acción de la toma del penal de Rawson, la fuga de parte de nuestra dirección hacia Chile, la posterior masacre de Trelew de quienes no llegaron a tiempo, y por último, el viaje desde Chile a Cuba. No se exactamente en qué fecha estaba prevista una reunión de la IV en París, y desde La Habana viaja Domingo Menna a respresentar a nuestro Partido. Recuerdo perfectamente que Mingo me relató cómo Santucho le insistió en que fuese crítico de la línea predominante allí, pero que de ninguna manera precipitase una ruptura. El problema fue que Menna llegó a esa reunión...¡y se encontró nada menos que con Nahuel Moreno!

Aunque en ese momento no se concretó nuestra separación de allí, la misma se precipitó meses después cuando el grupo rupturista afín a los "cuartistas" pretendió usurpar el nombre y los símbolos de nuestro PRT-ERP añadiéndoles "fracción roja", publicando peródicos y afiches con esa sigla que sólo generaba confusión. Me consta que Santucho incluso les ofreció a compañeros que se escindían, apoyo material si querían formar otro grupo, pero pidiéndoles que no usurparan nuestros nombres y no lo hicieron. Ese grupo usurpador duró poco, lo mismo que otro que pretendió lo mismo añadiéndole a la sigla "22 de agosto". Cuento ésto para que sirva de enseñanza a militantes más jóvenes, que hoy, desprevenidos, creen haber "encontrado" al PRT en tres o cuatro grupos que 30 años después de su desaparición, usurpan su nombre. Porque rescatar y reivindicar nuestra trayectoria no puede ser arrogarse una denominación histórica.

Pues bien, el PRT formaliza su salida de la IV de París, ratificando su profunda convicción internacionalista. Ya está en marcha el nacimiento de una nueva internacional, por el momento de alcance regional, tras una reunión conjunta del MIR chileno, los tupas, el ELN boliviano y el PRT, realizada en Chile y que el secretario general del MIR Miguel Enríquez, calificó como "nuestro pequeño Zimmerwald", en analogía con la reunión de Lenin con otros revolucionarios en 1914 en esa ciudad de Suiza, quienes se separaban de la II Internacional ya corrompida por la traiición y sentaron las bases de la futura III Internacional. Aquí, en 1974 haría aparición formal la Junta de Coordinación Revolucionaria del Cono Sur (tomando la denominación insinuada por el Che en su Mensaje a la Tricontinental) y con tareas de educación (escuelas), propaganda (revista Che Guevara), militares (talleres de armamentos y creación de la metralleta JCR1) y políticas comunes, además de incentivar el intercambio militante iniciado tiempo atrás.

Para que se entienda lo mejor posible la diferencia entre el PRT y la IV de París, lo mismo que otras organizaciones similares, permítanme que les ofrezca un fragmento textual del documento que les mencionaba. Aludiendo a ese tipo de corrientes políticas y nuestras diferencias, el PRT cita al historiador marxista Isaac Deutscher en su obra Trotsky, el profeta desterrado: "Los grupos minúsculos que no pueden ligarse a ningún movimiento de masas no tardan en ser presa de la frustración. No importa cuánta inteligencia y vigor puedan poseer, si no encuentran aplicación práctica para una y otra cosa están condenados a malgastar su fuerza en disputas escolásticas e intensas animosidades personales que desembocan en interminables esciciones y anatemas mutuos. Una cierta dosis de tales riñas entre sectas ha caracterizado, por supuesto, el progreso de todo movimiento revolucionario. Pero lo que distingue al movimiento vital de la secta árida es que el primero encuentra a tiempo, y la segunda no, la saludable transición de las disputas y las esciciones a la auténtica acción política de masas".

El PRT encontró justamente esa "saludable transición" con su práctica de combinación de todas las formas de lucha. Las expectativas que Santucho planteaba sobre una transformación de la IV y sus adherentes no se concretaron, pero el PRT supo sostener teórica y prácticamente su internacionalismo en la JCR. Lo que tampoco se alcanzó - esto es un balance personal actual- fue la expectativa del PRT en una Internacional basada en los partidos de Vietnam, China, Corea, Albania y Cuba. Hoy la historia ya transcurrió y está claro eso, no hace falta abundar, el decurso de esos cuatro primeros países y la restauración capitalista lo dicen todo.

Guevariando: Desde distintos grupos trotskystas de Argentina se ha dicho que la práctica política del PRT y su implementación de formas de lucha armada ayudaron a la represión a la clase obrera e hicieron que se desaprovechara un momento histórico para el avance hacia la revolución ¿Qué nos puede decir al respecto?

Abel Bo: Que me parece un argumento absurdo, reaccionario y que se contrapone con los acontecimientos de la lucha de clases tal como ocurrieron. No sólo los llamados trotskystas lo han esgrimido, también los stalinistas y los maoístas.

En primer lugar, y relacionado con la pregunta anterior, el PRT ya caracterizaba la situación en Argentina en 1968, tras menos de dos años de dictadura militar, como una situación pre-revolucionaria. Y explicaba este análisis retomando expresamente categorías usadas por Lenin en varias oportunidades y en el propio Trotsky expuestas en su obra Historia de la Revolución Rusa. Esos "trotskystas" alegaban que no había tal realidad. Apenas un año después, tras el cordobazo y el rosariazo, esas sublevaciones populares acaudilladas por el proletariado industrial en huelgas políticas de masas y con acción independiente y directa, pusieron de relieve el acertado pronóstico del PRT, lo que nos permitió afrontar la nueva situación en mejores condiciones.

No fue el PRT el que introdujo las formas de lucha armada en Argentina...¡ya existían! Existían como levantamientos semi-insurreccionales -no eran insurrecciones- y como acciones múltiples y dispersas basadas en una tradición de lucha de más de 10 años desde el golpe gorila de 1955 que derrocó por las armas, bombardeos de ciudades inclusive, al gobierno peronista. La lucha armada en Argentina como forma de resolver los enfrentamientos políticos y sociales, ¡la inició la burguesía! Después vinieron en forma dispersa la respuestas obreras y populares. El golpe militar de 1966 fue parte de la estrategia contrainsurgente continental puesta en marcha por los gobiernos de Estados Unidos como respuesta al triunfo de la Revolución Cubana y al fracaso de sus reacciones desarrollistas en Argentina (Frondizi 1958-62) o de "cambio en libertad" (Frei en Chile).

Desde la cúpula del Estado se instaló una política de sistemática violencia. Lo que el PRT puso en marcha fue una estrategia para enfrentar esa violencia y combinar todas las formas de lucha. Cuando esas luchas acorralaron a la burguesía, la dictadura militar retrocedió y tuvo que conceder elecciones desproscribiendo al peronismo en 1973. Y cuando se reconquista la legalidad constitucional en 1973, en pleno gobierno peronista, este gobierno enfrenta la gran movilización de masas de sus propios partidarios, ejecutando la masacre de Ezeiza e iniciando la represión con una organización paramilitar, la Triple A, para aniquilar todo atisbo de accionar independiente, en primer lugar, atacando a los propios peronistas, al tiempo que intervenía provincias con gobiernos peronistas que no se subordinaban completamente, los derrocaba incluso con golpes policiales y paramilitares como en Córdoba en febrero de 1974, imponía la ley de prescindibilidad para despedir trabajadores estatales que no le fueran afines, reformaba el Código Penal para criminalizar la protesta social, imponía una ley sindical para fortalecer el verticalismo burocrático y fascista para combatir la resistencia sindical antipatronal... todo eso en menos de un año de gobierno democrático. Y por fin, la escalada de asesinatos selectivos, especialmente contra activistas sindicales peronistas que cuestionaban a su propio gobierno y a izquierdistas de todas las corrientes.

En 1974, el PRT a partir de un informe de Santucho presentado al Comité Central, advierte que en Argentina están empezando a aparecer síntomas y signos del inicio de una situación revolucionaria. Ese informe toma la forma de folleto bajo el título de Poder burgués, poder revolucionario. Y el PRT advierte que el desenlace de una situación revolucionaria no ha sido siempre en la historia una victoria de la revolución. Y entonces había que redoblar los esfuerzos políticos, sindicales, legales y militares. En ese momento, esos grupos críticos del PRT recién hablan de una situación "pre-revolucionaria". Pero el curso de la lucha de clases iba mucho más acelerado. Frente al avance de la revolución, la contrarrevolución se hacía mucho más violenta y criminal. La situación fue de tal magnitud que nacieron las Mesas Coordinadoras de Gremios en Lucha en 1975, como organizaciones de masas, de base obrera, antiburocráticas, verdaderos embriones de un poder popular alternativo a nivel fabril. Y la violencia se encarnizó aún más con ese activismo y los asesinatos segaron la vida de unos dos mil activistas en poco tiempo.

Curiosos "izquierdistas" esos críticos que siempre aplaudieron las resistencias antinazis en Europa, que homenajeaban a los luchadores antifranquistas, antifascistas, antinazis, a los partisanos ...¡y aquí en Argentina los repudiaban! Curiosos "izquierdistas" esos que criticaban las respuestas guerrilleras y toda estrategia insurgente con los mismos argumentos que usaban los voceros del régimen fascistoide que tildaban de "subversivos" a obreros y estudiantes rebeldes. Estos curiosos "izquierdistas", por ejemplo, ¿dicen que la represión brutal de la dictadura de Batista en 1953 fue culpa de los asaltantes al cuartel Moncada? ¿O que la brutalidad de Somoza fue culpa de la guerrilla sandinista? Y uso esa denominación de "izquierdistas" porque esa argumentación se extendía, como dije, a stalinistas, trotskystas, socialdemócratas, populistas...

El momento histórico más alto de la lucha de clases, junio-julio de 1975, nos encontró sin las fuerzas políticas y militares suficientes como para que el auge de masas encontrara una alternativa revolucionaria de poder. Y esa alternativa no emergió porque, entre otras razones, no pudo madurarse una dirección revolucionaria unificada. Y eso no ocurrió, en parte, porque argumentos como el que surge de la pregunta, predominaron sobre el razonamiento revolucionario. Es cierto que la contrarrevolución armada reaccionó en forma despiadada y brutal - como siempre en la historia, como en El Salvador en 1932, en Nicaragua en 1934, en Uruguay y en Chile en 1973- pero no por el accionar del PRT. El terrorismo de Estado se insinuó bajo un régimen democrático ya descompuesto y se consolidó con la dictadura en 1976. El movimiento de masas se había agotado. No nos apresuramos...¡llegamos tarde!


Guevariando: Se ha dicho que la muerte de Santucho marcó el declive final del PRT y que por otra parte este declive mostraría que si bien era un partido que impulsaba formas avanzadas de lucha no estaba preparado para desarrollar esta práctica militante revolucionaria. ¿Qué opinión le merecen esos señalamientos?

Abel Bo: La caída de Santucho efectivamente marcó un declive dramático del PRT que a la corta sería irreparable. Pero no sólo de Santucho. Con él cayó Benito Urteaga y fue capturado vivo Domingo Menna, todos miembros del Buró Político. Tiempo antes, había caído Eduardo Castello, un obrero de la FIAT Materfer de Córdoba, peruano de Arequipa, también del BP. Casi al mismo tiempo, cayó Carrizo y tiempo después Eduardo Merbilháa. Semanas más tarde, Carlos Germán, otro ex obrero de FIAT Concord conocido como el negro Mauro, también del BP. Y militantes de larguísima trayectoria como Leandro Fote, líder azucarero tucumano o jóvenes como Víctor Hugo González (obrero de Perkins) y muchísimos integrantes del Comité Central. Y centenares de militantes y simpatizantes que al cabo de un breve tiempo sumaron más de tres mil.

La experiencia política y combatiente de una generación fue aniquilada. La organización fue decapitada porque el repliegue organizativo no supo hacerse a tiempo. Las experiencias prácticas militantes eran muy desiguales. La organización no tuvo la capacidad de adaptarse a una nueva realidad de reflujo de los movimientos de masas, no supo percibirla a tiempo y creo que ése fue el principal y más grande error. No pudo llenar ese vacío que dejaron los mejores y más capacitados militantes. Debe tomarse en cuenta que la mayoría de la militancia probablemente no sumaba más de tres años, algunos menos, de experiencia. La heroicidad de los que cayeron en combates, de los que resistieron en campos de concentración y cárceles a un régimen que fue una réplica perfeccionada del nazismo, no pudo traducirse en la recreación del partido en condiciones de un régimen de terror absoluto. La militancia perretista se educó en una práctica de constante auge de masas y no supimos readaptarnos al reflujo.

Guevariando: Al caer la dirección del PRT encabezada por Santucho se dio un giro en la dirección que asumió la nueva dirección que entró en contradicción con otro grupo de compañeros ¿nos podría hablar de las posiciones en pugna en ese momento y quiénes la sustentaban?

Abel Bo: Yo no diría que hubo "un giro". Mi opinión es que hubo una pérdida del rumbo, una ruptura abrupta de lo que antes había sido esencial en el PRT, su vínculo con las masas. En esas condiciones, y privados de los más capaces que podrían haber dado nuevas pautas para un período tan diferente -eso que señalé anteriormente- afloraron todas las deficiencias. Y ahí podemos aplicar esa descripción que mencioné antes del historiador Isaac Deutscher, respecto de la dinámica de las organizaciones que pierden su vitalidad y se convierten en sectas áridas. El punto de partida de esta descomposición puede ubicarse en los momentos posteriores a la caída de Santucho, Menna y Urteaga, ocurrida el 19 de julio de 1976. Después, en una decisión inconsulta, desconocida por la mayoría militante, de "sacar" una parte del partido al exterior, dejando una "dirección" provisoria y ya con miles de militantes desconectados.

Esa dirección local fue aniquilada poco tiempo después, por mayo de 1977. Después, todo lo que sucedió fue un progresivo proceso de descomposición, con enunciados, sin prácticas, cada vez más alejados de las concepciones que dieron origen al histórico PRT. No me parece esclarecedor ni útil señalar a unos contra otros. Mi opinión es que todos fueron responsables por igual, todos por igual. Y terminaron en anatemas mutuos, animosidades personales. Varios extraviaron el rumbo definitivamente. Se dijeron y escribieron disparates ajenos a la tradición ideológica y política del PRT.

No tiene mucho sentido reparar en sus "posiciones" como ustedes preguntan, porque un partido que no existe en la práctica de la lucha de clases, no es un partido marxista y leninista. Los intentos de muchos de reinsertarlo, se frustraron. Santucho había explicado durante la breve crisis partidaria de 1969-70, que la base partidaria reacciona frente a defecciones de su dirección pero hasta cierto límite, dentro de las imposiciones que previamente le había impuesto esa dirección. Toda la dirección, a esa altura no elegida por nadie, fue incapaz de generar esa recreación.

Guevariando: ¿Qué sucede hoy con el legado del PRT-ERP, existen condiciones para recrear una experiencia ideológica, organizativa y política de esta envergadura?

Abel bo: El legado del PRT-ERP es, en mi opinión, todavía insuficientemente recogido. Por muchas razones. Una parte de los protagonistas, incluso de los que fueron circunstancialmente miembros de su dirección, abandonaron el terreno del marxismo. Algunos hablan, escriben y opinan y otros se fueron para siempre de la política.

Muchos de los que fueron sus críticos de la "izquierda" abundaron durante años en sus ataques y reforzaron la tendencia a recelar del PRT. Hay toda una literatura política anti-PRT, incluso sembrada por personas que fueron miembros del PRT, aunque algunos lo niegan. Como no hay un balance sobre la historia del PRT, hay tantas versiones como expositores hay. Y ya no va a haber "un" balance. Entonces se requiere de un esfuerzo mayor, como es el de sintetizar un relato histórico limpio de tantas falsificaciones y tergiversaciones. Hay algunos, no se cuántos somos, que hemos seguido en la militancia política y social. Pero no todos pensamos y actuamos igual. Ya les señalé que hay algunos que creen que usando su nombre pueden recrear algo, pero cuando uno ve sus enunciados y sus escasas prácticas, lo que observa es algo completamente distinto a la tradición perretista. Es una caricatura. El PRT fue un partido creador, innovador, que jamás usurpó nada, que fue audazmente antidogmático, que tomó lo que consideró las mejores tradiciones del marxismo de diferentes épocas anteriores. En ese esfuerzo estamos, no se cuántos, pero estamos. Hay nuevos destacamentos que recogen genuinamente la historia del PRT, cada uno a su manera. Y no sólo reivindican al PRT sino también a otras organizaciones revolucionarias de los 60 y 70. Yo mismo participo de dos de esos emprendimientos. Creo que si, que puede recrear un partido político revolucionario, porque el capitalismo es tan injusto y brutal como siempre y porque el socialismo es el porvenir. Hay un caudal de sucesos históricos nacionales e internacionales que antes no podíamos prever y que deben ser asimilados para formular un proyecto de revolución social similar, nunca igual ni mucho menos calcado, al que enarboló el PRT.

Guevariando: Una de las constantes en las discusiones en América Latina es el Guevarismo. Hemos visto surgir en distintas partes del continente, agrupaciones que recogen su nombre, toman su símbolo y tratan de construir a partir de su pensamiento. Sin embargo, todas estas experiencias se ven aisladas, no se conocen unas con otras, no existe un espacio de debate de los Guevaristas y no se avanza hacia una visión más integradora de estos movimientos. ¿A qué cree usted que se debe este fenómeno?

Abel Bo: No estoy tan seguro de que uno de los debates constantes actuales sea el guevarismo. Veo un predominio de posturas ajenas al socialismo y la revolución social, aunque mi opinión es que la actualidad de esa revolución es tan vigente como antes. Quiero decir, actualidad de la revolución como necesidad de una revolución, dada la crisis monstruosa del capitalismo. Pero la resultante de la ofensiva capitalista e imperialista durante más de 20 años por un lado, sumada al desprestigio en que hundieron el ideal socialista todas las degeneraciones que surgieron en su seno desde el stalinismo originario hasta las perversiones polpotianas y los revisionismos socialdemócratas, obligan a un esfuerzo adicional.

Es cierto que hay una reivindicación genérica del Che, pero creo que muchas veces ajenas a su esencia. Hasta diría que hay una perversa utilización de su estampa con fines populistas o romanticistas, evocaciones de tipo anárquico o deformación deliberada como supuesto "rebelde sin causa". Ya Lenin había advertido en su introducción a El estado y la revolución que a los revolucionarios como Marx se los combate con virulencia en vida -¡como le hicieron al Che!- y después de muerto se lo ensalza para desvirtuar su esencia. En este estado de cosas, de confusión, veo una de las dificultades. Otra, en que ésos que reivindican de apariencia al Che, ejecutan prácticas políticas ajenas a su pensamiento...¡invocándolo a él!




Otra gran dificultad es que ninguno tenemos autoridad política. Yo opino como un ignoto militante que hace 44 años leyó El socialismo y el hombre nuevo y abrazó la causa del Che, no tengo más autoridad que ustedes. Intento recrear ese movimiento revolucionario guevarista a partir de prácticas políticas y sindicales colectivistas y participo en la capacitación, en la formación de nuevas camadas militantes con el mismo espíritu crítico que un día me llevó a sumarme al histórico PRT que muchos otros construyeron. Lo hacemos resaltando el rol que a la conciencia y la subjetividad le dio el Che y a la necesidad de la organización, del partido político revolucionario que él planteó construir. Y a escala continental. Así que me parece necesario y útil este ámbito integrador internacionalista que ustedes reclaman. Y por eso me sumo a esa iniciativa.




Guevariando: Finalmente, ¿cuál, según su opinión, es en este momento el desafió de los pequeños grupos revolucionarios que se denominan guevaristas con pretensiones revolucionarias?


Abel Bo: Me gusta mucho que bien nos definan como pequeños y de pretensiones revolucionarias, porque todavía ninguno somos partidos revolucionarios. Precisamente, el desafío es construir esas organizaciones, con un cuerpo teórico basado en los legados históricos del marxismo, como lo hizo el PRT en su momento, y con una clara orientación hacia una política de masas, para lo cual hay que enderezar los esfuerzos hacia la inserción en los movimientos obreros, campesinos y populares. El guevarismo debe recrearse con un claro sentido de clase, de clase trabajadora. Caracterizar adecuadamente cada una de nuestras formaciones socio-económicas, las clases sociales y las modalidades que adquieren las sociedades capitalistas de cada país, y los respectivos estados, también con sus cambiantes modalidades de dominación. Y la situación mundial del imperialismo. Evaluar las luchas de clases a nivel nacional, regional y continental. Y establecer las bases de una estrategia revolucionaria que implica definir el carácter de la revolución necesaria por venir, el o los programas a plantear y las vías, los caminos. No caer en el exitismo que frecuentemente cree ver en cada avance propio y cada traspié burgués, el derrumbe del sistema. Evaluar y sacar conclusiones acerca de los por qué de los fracasos de revoluciones triunfantes. Y llevar todo este caudal al terreno de la práctica, a insertarse en las clases proletarias y campesinas. Como el capitalismo es muy desigual, nuestras clases trabajadoras son diferentes, aún cuando mantienen todas las características generales de estar sometidas a la esclavitud asalariada. Entonces, cada organización deberá moldearse a imagen y semejanza de su propia clase proletaria. El aprendizaje se hace en esa inserción, sin la cual, no hay política hacia las masas, no hay política revolucionaria. Una organización que se pretende revolucionaria, no puede dejar de lado ninguna forma de lucha, ninguna. No renunciar a ninguna tribuna, a ningún terreno donde se exprese la lucha de clases. Un militante guevarista debe ser un marxista y leninista, de lo contrario es una caricatura. Y debe aprender a actuar en política, hacer política revolucionaria en medio de un ambiente político hostil dominado por las costumbres burguesas. Hay que generar en los movimientos de masas una conciencia socialista. Es un desafío difícil, pero hay que hacerlo.

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