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Ecuador e Irán quieren acelerar sus relaciones

Correa pidió a las autoridades iraníes asistencia para explotar el potencial gasífero ecuatoriano.

La noche de ayer, el presidente Rafael Correa y su par iraní, Mahmur Ahmadineyad, firmaron los doce acuerdos de cooperación en el Palacio de Gobierno de Teherán. Sobre aquello, Correa indicó que “estos acuerdos no se van a quedar en el papel. No son para la foto porque no es el estilo del presidente Ahmadineyad ni el mío”.

El presidente ecuatoriano, en su cuarto día en Irán, resaltó la liberación de Irán, que pasó de una “dictadura” a “un gobierno que da bienestar al pueblo”.

Además sostuvo que como respuesta a esa liberación, “lo único que recibió fue un embargo y una guerra de ocho años”, y se refirió al bloqueo que EE.UU. mantiene con Irán a causa de esta revolución en 1979.

“Es claro que la política y la presencia de EE.UU. ha sido desastrosa y que el modelo que trató de imponer en el mundo entero está colapsando”, indicó Correa, quien aseguró estar contento con la elección de Obama aunque algo escéptico de que la política exterior de los EE.UU. vaya a cambiar, al menos en lo que a América Latina se refiere.

Por su parte, Ahmadineyad dijo que Ecuador e Irán están dando los primeros pasos, y se encuentran decididos a acelelar su relación. El líder iraní admitió que la relación naciente, dentro de la coyuntura mundial “es sensible” para ambos países. Se refiere a la polarización de los estados frente al aún imperio norteamericano. Pero desde ahora, anunció Ahmadineyad, “Ecuador cuenta con la protección de Irán (...) porque sentimos que nos encontramos en el mismo frente”.

Correa dejó ayer Teherán para trasladarse a ciudades antiguas, donde visitó y sobrevoló complejos gasíferos y petroquímicos. En la primera de ellas, Asaluye, Correa comentó respecto del precio del petróleo que “nadie sabe a ciencia cierta lo que va a pasar”. Pero “creemos que así como los precios que superaron los 140 dólares el barril fueron producto de la especulación, eran precios irreales, también creemos que el precio tan bajo que observamos en este momento es irreal”.

El problema, indicó, es cuánto tiempo demorará el precio en recuperarse, ya que la recesión en los países más industrializados sigue profundizándose. “Por eso esperamos que la próxima reunión de la OPEP logre un recorte de la producción y logre también coordinar acciones con otros productores fuera de la OPEP, como Rusia y México. Pero de no haber un acuerdo, Ecuador estudiará convocar una reunión de los jefes de Estado de los países miembros”, anunció.

Esto lo haría porque, según el Jefe de Estado, “el problema es muy serio”. Y si no lo pueden resolver los ministros encargados y los delegados tendrán por fuerza que intervenir los presidentes.

Por otro lado, el Presidente mencionó que le interesaría mucho tener asistencia iraní en el campo gasífero y que, de hecho, uno de los convenios firmados propende a esto. “Queremos que Irán nos ayude a explorar la existencia de gas natural en el Golfo de Guayaquil, y esperamos también que pueda colaborar con nosotros en el nuevo complejo petroquímico que se está haciendo en Manabí”, sostuvo.

Luego de visitar Asaluye, caída la tarde, el presidente Correa y sus ministros recorrieron la mezquita de Imman, en la ciudad de Isfahán, una de las más antiguas de Irán, a seis horas de Teherán.

Esta es una de las tres ciudades más antiguas de Irán, junto a Yarz y Shiraz. Se trata de un deslumbrante complejo construido hace 430 años, en la época del Sha Abas Safavi.

Hoy, el Primer Mandatario tiene previsto viajar en helicóptero hasta una central hidroeléctrica y a las 15:00 emprenderá el retorno a Ecuador.

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El presidente Rafael Correa en su cuarto día en Irán, demostró ser un conocedor de la historia reciente de este país y se reveló como un admirador de la revolución que en 1979 puso fin a la dictadura del Sha Mohamed Reza Pahlevi e instauró el régimen islámico actual. En casi todas sus intervenciones públicas, el Primer Mandatario expresó lo impresionado que estaba con el desarrollo de la tecnología, producción y la industria iraníes, y le atribuyó todo esto a los “éxitos de la revolución”. Lo hizo delante del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad la noche del domingo pasado en la casa presidencial, luego de la firma de 12 convenios. A finales de los setenta, el actual Presidente era un joven que dirigía al grupo de estudiantes, que luego fue acusado de participar en el ataque militar a la embajada estadounidense en Teherán, perpetrado en 1977. Luego del derrocamiento del Sha y la instauración del régimen islámico, los “revolucionarios” secuestraron a medio centenar de estadounidenses durante 444 días para presionar a EE.UU. a que entregara al Sha para su juzgamiento en Irán.

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