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Barak Obama y la génesis de EEUU

Es necesario hacer un rápido recorrido por la historia de EEUU para recordar su trayectoria. Es bien sabido que la colonización americana se inició con hombres y mujeres del continente europeo, fundamentalmente de Inglaterra, que llegaron para conquistar un fututo incierto. Se asentaron en las tierras del Este que miraban al Atlántico y fundaron 13 colonias bajo la metrópolis inglesa. Pero hartos de ingerencias políticas y económicas, iniciaron la guerra contra los ingreses en 1775. Un año más tarde las colonias declararon su independencia, aunque hasta el Tratado de Paris de 1783 no fue reconocida internacionalmente. La nueva nación comenzó a expandirse hacia el oeste americano; en dicha expansión mataron y arrinconaron a los indios que encontraban a su paso. Finalmente llegaron hasta el Pacífico.

Tiempo de consolidación de los Estados y de grandes declaraciones. Bajo el pretexto de que ningún país de otro continente se metiera en América, se apropiara de sus recursos o pudiera influenciar en sus políticas, en 1823 se declaró la Doctrina Monroe, que se sintetizaba en la famosa frase, atribuida a James Monroe, “América para los americanos”. Con dicho principio se erigieron en protectores de todo el continente. Pero lejos de proteger al resto de países, dichos principios sirvieron para someter al resto de los pueblos americanos. La guerra de secesión que mantuvo EEUU, en plena Revolución Industrial, estuvo enmarcada en dos formas de entender la vida; el norte industrial y el sur agrario. A comienzos del siglo XX, El Destino Manifiesto (1904) vino a reforzar el principio anterior, pero éste iba más allá; ellos, hombres civilizados debían llevar sus valores al resto del mundo. Declararon abiertamente que intervendrían en aquellos países dónde sus intereses económicos y los de las empresas estadounidenses se vieran amenazados. Es significativo cómo se hicieron con terrenos que inicialmente correspondían a México, o cómo lograron desgajar Panamá de Colombia para hacer el canal de Panamá. Pero es evidente que desde sus comienzos, el sistema económico de EEUU fue expansivo y que no tuvieron en cuenta los derechos, ni los interese de otros pueblos. Es el imperio industrial el que sigue marcando las reglas de juego; la industria del petróleo, del armamento, los grandes laboratorios, la industrial del automóvil, la comunicación, etc... Pero ahí están las palabras, las grandes frases, las promesas electorales.

La crisis financiera

Inmersos en una gran crisis financiera mundial, Barak Obama está dispuesto a sacar a la sociedad estadounidense de la depresión económica. Es natural que todo presidente que se precie esté dispuesto a hacerlo, pero otra cuestión es qué métodos utilice para ello. La gran crisis ha movido miles de millones de dólares en todo el mundo para sanear los bancos, pero nada se dice de cómo sanear aquellos países que se han visto envueltos en guerras o en desastres naturales, de cómo paliar el hambre en el mundo; parece que debemos convivir con esas lacras sin rasgarnos las vestiduras, sin que la situación de injusticia generalizada nos quite el sueño.

Es cierto que Obama ha prometido más gasto público, pero todavía no ha dado el gasto desglosado por partidas; qué porcentaje ira destinado a los 40 millones de pobres que tiene EEUU. Tampoco sabemos qué porcentaje de inversión pública irá destinada a un servicio sanitario público para todos y no sólo para aquellos que puedan pagarse un sistema privado. No olvidemos que con dinero público se alimentan las fábricas de armamento, ni que las guerras están sostenidas con dinero público. Decir que se invertirá más dinero público no es suficiente; hay frases que pueden ser interpretadas desde diferentes ópticas, pero hay situaciones que son incuestionables; situaciones concretas que necesitan políticas concretas.

Pero si hablamos de dinero y de inversión pública, no podemos obviar que Obama ha nombrado en puestos claves de su gobierno a personas que han estado con la Administración Bush, o en cargos internacionales de suma influencia para todo el mundo. Lawrence H. Summers ha sido nombrado asesor económico de la Casa Blanca. No hay que olvidar que Summers fue vicepresidente del Banco Mundial en la década de los 90 del pasado siglo, y que con Clinton fue Secretario del Tesoro. Años en los que se llevó a cabo políticas neoliberales que hundieron la economía de muchos países en desarrollo. Años que negaron a lo público el protagonismo y que hicieron del sistema privado el principal soporte económico. Los gobiernos dimitieron de sus obligaciones y dejaron hacer a las grandes empresas; esa dejación de la función pública es la que ha originado la actual situación. Obama ha declarado su compromiso con el medio ambiente, pero Lawrence H. Summers dijo, hace años, que la industria sucia debía enviarse a los países menos desarrollados, además de otras polémicas frases. Tímothy Franz Geither será Secretario del Tesoro; entró en el Fondo Monetario Internacional de la mano de Paul Volcker, un conocido neoliberal defensor de los intereses financieros más poderosos de Wall Street. Tampoco debemos olvidarnos del Club Bilderberg, club internacional que supervisa y frena cualquier veleidad izquierdista.

“No nos disculparemos por nuestro modo de vida”

Ha dicho Barak Obama. Sin duda es una frase muy significativa, ya que con ella reconoce que el modo de vida instaurado por EEUU es el correcto. Pero hay algunos hechos incuestionables que desdicen tal corrección. ¿Pensará pedir disculpas por los daños que la Administración Bush ha causado en las poblaciones invadidas para hacerse con los recursos de sus tierras, o para torcer decisiones políticas que no beneficiasen a las grandes empresas estadounidenses? Véase el gaseoducto de Afganistán o el petróleo de Irak, entre otras acciones. Por otro lado, la industria de armas de EEUU es la más importante del mundo y las armas necesitan guerras, aunque los argumentos que se den para hacerlas sean falsos.

“No nos disculparemos por nuestro modo de vida”. Una frase significativa para un nombramiento significativo; Robert Gates, jefe del Pentágono en la Administración Bush, ha sido reafirmado en su cargo. Otra gran frase del discurso del Presidente: “El saber que Dios nos llama a dar forma a un destino incierto”. Una frase tan inquietante como incierta. De nuevo siente la llamada de Dios.

Un negro en la Casa Blanca

Desde luego que es un hito que un presidente negro sea el inquilino de la Casa Blanca. La población negra estadounidense está eufórica y no es para menos, hasta la década del 60 del pasado siglo no se derogaron las leyes de segregación racista que no admitía negros en ciertos lugares, ni en las escuelas. Sin duda ha sido todo un logro, pero al igual que los blancos han marcado límites entre pobres y ricos, los negros también pueden hacerlo. La campaña electoral de Barak Obama ha sido apoyada por grandes empresas norteamericanas. La derecha más pragmática considera que, a estas alturas, les vale cualquiera para lograr sus objetivos; los negros ya ocupan cargos importantes en el sistema estadounidense. Ya tuvimos a Condoleezza Rice en la Secretaria de Estado de EEUU con la Administración Bush, y recordemos las declaraciones que hizo sobre la situación en Oriente Medio. Dijo que la nueva situación que se estaba gestando en la zona no sería fácil, que sería un parto doloroso. Lo que no dijo es que el sangriento alumbramiento fuese un parto múltiple, y que la contaminación causada por los proyectiles de uranio empobrecido generase mutaciones genéticas escalofriantes. Obama ha anunciado la retirada de las tropas de Irak en 18 meses, eso sí, una retirada “responsable”; no habla de una retirada total sino de dejar una fuerza marginal. Se dan varias cifras; entre 50.000 y 80.000 efectivos. Como todos sabemos, la invasión de Irak ha causado cientos de miles de muertos, millones de desplazados, miles de mutilados y de huérfanos. ¿Cómo piensa Obama arreglar la situación en Irak y en Oriente Medio? ¿Qué política llevará con relación a la situación Palestina? Todo está por ver.

“No nos disculparemos por nuestra forma de vida”. Si el Presidente piensa rectificar la situación que su antecesor ha dejado en la zona de Oriente Medio, primero debería pedir perdón y reparar parte del daño causado a la población; y digo parte porque es imposible reparar toda la barbarie causada por el gobierno de Bush; máxime cuando Obama votó en contra de la invasión. Los principios, cuando son sólidos, deben ser los mismos en la oposición que cuando se llega al gobierno. El salto a la Casa Blanca de un presidente negro es un paso más. El sistema estadounidense lo asume; cambia la fachada para que todo siga igual. Tampoco olvidemos que el mayor lobby de Washington está en la industria del armamento y además está el lobby judío.

El cierre de Guantánamo, anunciado por Barak Obama es una buena noticia, pero esta por ver el tratamiento que se dará a los presos; reclusos que han estado desprovistos de todo derecho. Nada ha dicho de someterlos a tribunales civiles, algo que Amnistía Internacional solicita. Es difícil superar la brutalidad e inoperancia de Bush, pero hace falta algo más que grandes frases y buenas palabras para arreglar un sistema que produce tantas injusticias, tanto dolor, tanta pobreza. Ojalá, Barak Obama sea algo más que la cara amable del sistema; ¡Ojalá!

Teresa Galeote. Alcalá de Henares, Madrid.
Redactora, El Inconformista Digital.

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